¡AH QUE LA QUE SE CAYÓ POR ASOMARSE!

O lo que es lo mismo:

 Era una frase usual para mi tío Serafín. Él era una persona muy sencilla, pero apreciaba mucho la camaradería con todo tipo de personas.  Ofrecía su casa y sus cosas a quien lo necesitara con un sentido de generosidad muy grande.

Esa era una de sus frases clásicas. La decía con frecuencia en sus negocios, pláticas con sus trabajadores, amigos, y familia.

En general se usa para desahogar un poco algún asunto que no va como se espera. Se le dice directamente a una persona o “al aire” para nosotros mismos.

Por ejemplo: El exceso de trámites, malentendidos, las muchas veces que hay que repetir algo, por la gente que se comporta de manera desidiosa por ignorancia, soberbia, necedad etc.

Va muy bien para recapitular en nuestro empeño de lograr algo. Después de todo sabemos que hay que persistir no obstante los muchos peros que tengamos en el camino.

Recordar:  ¡Ah que la que se cayó por asomarse!  para continuar en la fila, seguir una conversación, cultivar las amistades, o lo que tenemos en mente, es una manera simple pero efectiva, para terminar lo que empezamos, con buen ánimo. 😊