HUELLAS CLAVE


Externó Doña Carmen, - Carmelita-: “No permitas que te venden los ojos. De frente, mira al pelotón de fusilamiento. Elegiste seguir una causa. Decidiste tomar los riesgos y las consecuencias de tu pasión…”

Seguramente él y ella oyeron el estruendo de las descargas… sintieron la vida segada por gente sujeta a reglas impuestas por el deber ser oficial que era obligatorio obedecer. No hubo alternativas. La otra visión de un contexto social de los rangos superiores exigió la ejecución para lo que se creía necesario y conveniente…Los efectos colaterales, devastadores para la esposa y los hijos, no eran parte de esa visión

Las cartas que se enviaban el coronel y su esposa son testigos de otro escenario en donde ellos hacían su vida cotidiana en paz y con la mirada puesta en un futuro mejor.

Años antes, cuando el coronel recibió aquel documento;  Su nombramiento de coronel con la rúbrica del presidente Juárez, es la constancia de su decisión, avalada por varios sellos oficiales, desde el que certifica que: “Es papel de primera, sello tercero con un valor de ocho pesos” hasta el principal que es el gran escudo nacional colocado en relieve, en papel fino, y protegido delicadamente en el centro de una flor con pétalos, de papel labrado con guirnaldas de tonalidad blanca en un fondo azul celeste.  Él aceptó la responsabilidad consecuente, tal como atestiguan su firma al calce y la firma “de puño y letra” del Benemérito de las Américas…



Otras misivas, sencillas,  en papel cuando mucho con un sello personal,  redactadas en letras muy adornadas, dan testimonio de la vida paralela planeada en familia, los negocios, las amistades, con las que se intercambiaban noticias sobre los asuntos cotidianos.  No obsatante, hay una en especial  que es conmovedora. La carta de despedida que escribió en su celda el coronel, momentos antes de su ejecución.

La dirigió a su esposa Doña Carmelita, -Carmen-,y a sus hijos. Precisa  en su sentido de Honor, de Valentía y sobre todo de Libertad. La escribió para acompañarla en esos instantes que iban a enfrentar lo que él tuvo en sus manos para hacer de su vida, y que ella sabía. Lo que era su consejo para que sus hijos se portaran como personas de bien. Lo que él sentía, y adjudicaba al destino ineludible, que de esa forma cobraba lo que él realizó al alistarse en el ejército, pelear por sus ideales y morir.
 
Con esta historia recontada infinidad de veces en cada visita a la Iglesia, en dónde se encuentra un nicho que guarda los restos del coronel, personalmente entiendo significados que como una huella clave son guía de comportamiento y reflexión.

Es muy posible que al cuestionar sobre esos hechos a los mismos miembros de la familia se tengan diversas interpretaciones de lo sucedido. Sin embargo, es innegable que el sendero recorrido por esas queridas personas ha podido ser luz en el pensamiento y en la acción de sus descendientes.

Otras personas, ya en otro contexto, que también marcan el camino de diversas maneras son los padres, abuelos, familiares, y gente que de cerca o de lejos son parte de la familia. 

Una de esas personas fué de complexión menudita. Con el rostro surcado de arrugas y unas manos laboriosas que creaban obras de filigrana con hilos y estambres de todo tipo.

Tía Ninita tenía una voz alegre y se alegraba completa al escuchar nuestra llegada. Ella fue una compañera permanente para mis abuelos. ¡Era sorprendente que con el clima ardiente de Iguala ella vistiera medias y un chal de lana! Pero también era muy divertido observar su reloj colgando como péndulo en su brazo delgadito con estrías arrugadas, de manera que para saber la hora ella lo tenía que encontrar bajo su manga a lo largo de su brazo, y voltearlo para poder ver la carátula.


Herlinda era su verdadero nombre, pero “Ninita, Nina, y Henrrihul” eran sus nombres de cariño. Siempre tenía regalos para todos. Nos consentía dándonos monedas para comprar “bolis”, unas bolsitas con hielo de sabores muy gustadas por los niños para soportar el calor igualteco, aún que no bien recibidas por mamá que dudaba de la calidad del agua con que se fabricaban y por eso nos negaba el dinero para comprarlas…

Para las niñas Ninita tejió muchos Quezquemetl de forma triangular con preciosos diseños. Rebosos que remataba con unas listas de elaborados nuditos de macramé, faldas y blusas de hilaza color de rosa y blancos. Chambritas, carpetas, y cuantas prendas ideaba con múltiples puntadas por su creatividad sin fin.

Fue una lástima que no tuviéramos más pláticas. Ella vivió la época de la revolución y como mujer inquieta y valiente se subía al tren que corría entre los campos de batalla y era con frecuencia parado por los revolucionarios para saquear las mercancías o indagar sobre gente perseguida.

Nos decía que ella comerciaba con sal o algún producto necesario y se arriesgaba por esos trayectos emocionada entre las soldaderas, los militares, campesinos y toda clase de gente que abordaba a la grande y poderosa bestia de hierro que iba veloz sobre los durmientes de madera y rieles forjados para aguantarle el paso en esa época tan violenta y desordenada.

Tantas aventuras y devoción se han quedado grabadas con la gratitud para su generosidad, alegría, su arrojo. La lealtad para la familia hasta el último de sus días.

Las personas de esas generaciones antiguas con quienes se desarrolló parte de la infancia, y adolescencia han dejado para mí en la manera que puedo recrearlas a ellas, y a sus diversas situaciones de vida, guías de conducta, y formas de acción sumamente valiosas.

 Otro ejemplo son los abuelos. Particularmente mi abuelo era voz para las causas sociales. Fue presidente municipal y ejerció su cargo con ese sentido en todo momento. Entre las hojas de sus libros se encontraban notas escritas en pedacitos de papel corriente, con pensamientos de grandes filósofos, ideas de mejora en diversas áreas, y líneas subrayadas que dan idea de lo que consideraba importante y digno de aplicar.

Encontrar en los libros de mi abuelo, sus cartas con palabras como Justicia, Lealtad, Honradez, Alegría, Perseverancia; Ver en sus retratos rostros serenos y dignos; Comulgar o no, con las imágenes religiosas que guardaban; Hojear libros con notas sobre buscar la Verdad y el Conocimiento; Meditar en lo subrayado; Apreciar toda clase de sus viejos objetos, y esas historias contadas en un ambiente sereno, es un hallazgo más preciado que los arcones llenos de monedas y joyas de sus leyendas.

Mi abuela colaboró, cuando él ejerció esa función, organizando actividades que incluyeron desde a las personas que estaban presas, hasta a las señoras con los recursos suficientes para encargarse de un acto de solidaridad para los que necesitaban ayuda. lo apoyó siempre y fuera de las obligaciones oficiales, ella estableció un negocio que atendía personalmente. Sabía del buen trato con las personas,  y de amenas conversaciones. Tener bien administrado el dinero y controlar todos los artículos en existencia.

Administraba paralelamente su casa con la ayuda de personas a su servicio. Su papel de ama de casa fue cuidadoso al extremo. Manteles albeando, servilletas bordadas, tortillas "sin las orillas" para no lastimar la boca... Reminiscencias de su propia crianza como una señorita de sociedad bien educada en pintura, bordados, y todo lo necesario para casarse...La más consentida de su padre quien ponía a su disposición telas y brocados que se traían desde  Acapulco con la travesía de la  "Nao de China" que llegaba al puerto cargada de mercancías de todo tipo.


La mayoría de las historias y ejemplos fueron cultivados por mi madre. Ella se encargó con su dedicación y gran amor a recordar, transmitir y señalar  todos los detalles de la personalidad, actividades, entorno y trascendencia del significado práctico de los valores básicos, permanentes como guías, para la mayoría de las situaciones de vida. Ella con orgullo fué bautizada con el nombre de María del  Carmen. Fué apoyo para sus padres, y también pudo solicitarlo de ellos en tiempos difíciles.

Supo de la historia del coronel en el ejército, su fusilamiento y la actitud de su bisabuela ante lo inevitable del destino, la responsabilidad, las decisiones y los precios que se pagan.

Convivió con Ninita y aprendió a cocinar en cazuelitas de barro platillos elaborados con huevos de paloma y chiles serranos, o ingredientes de acuerdo a sus pequeñas manos de niña, los cuales se servían con la complascencia de sus padres quienes los saboreaban con deleite haciendole sentir muy satisfecha de sus preparaciones.

En unas temporadas mi abuela le permitió ir a acompañar a Nina a Acapulco en dónde ella tenía una casa. Así que mi madre también aprendió con Ninita a nadar en el Mar. Nos contaba que se iba nadando hasta una enorme roca llamada el Morro. Como ahí había moluscos llamados "sacabocados" de inmediato emprendía el regreso.  En la playa se dedicaban a juntar conchas y caracoles con los que hacían collares y pulseras. Convivió con la gente del pueblo vendedores y pescadores. Por las mañanas muy temprano se iban a las playas en donde los pescadores llegaban a vender la pesca en sus redes. "Cino centavos de Ojotones" con los que podían comer ellas y alcanzaba uno para el gato. Cuando llegaba la Nao podían ver la mercancía venida de oriente y comprar algunas cosas.

Me imagino que esas temporadas en Acapulco fueron de grandes enseñanzas y formaron un cariño muy especial por el Mar, Ninita y todas sus aventuras.

 Por todas esas personas tan queridas mencionadas de una manera breve, y  muchísimas otras, en el recuerdo especial de alguien, se forma un gran legado. Ellos y ellas  en las líneas paterna y materna han transmitido de generación en generación infinidad de significados. En las pláticas interesantes que tuvieron la paciencia de entablar; Las historias aunadas a la imaginación del que los ha escuchado, visto, o conocido, y en algunos casos, de su ausencia, se hacen actuales valores y comportamientos. 



Hago un silencio para escuchar sus voces. A veces se nubla la vista con lágrimas al ver sus fotos y recuerdos. Todas sus historias, objetos, maneras de actuar y pensamientos son motivo de nuevas pláticas en las reuniones. AGRADEZCO así, con mayúsculas, cada palabra que encierra un alto significado por su vida, en mi vida, que es una huella clave que vale la pena seguir.


De ser posible también espero con estas breves notas, compartir con las nuevas generaciones, de Hijos y Nietos, que son las que pueden aprovechar y  enriquecer ese gran legado. Como una piedra cúbica de cimientos creados por huellas clave. Como una plataforma firme y bien fundamentada, en donde empezar el viaje, continuar nuestros caminos o retomar el rumbo cuando sea preciso.  


2 comentarios:

  1. Ufffff, la primera vez que me abuela me contó la historia del fusilamiento de su bisabuelo recuerdo que al principio tuve pesadillas pero después era como un gran orgullo como de querer tener la misma valentía siempre, pensamientos entonces pensaba infantiles pero que después vas viendo que te apoyan durante tu vida a que cuando te caes te levantas siempre y que nunca se debe dejar de aprender, muchas gracias, es maravilloso, bsss

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  2. Muchas gracias por compartir tu experiencia. Esa fortaleza te acompaña como una gran legado que también hredarás a los tuyos.

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