UN GRAN PODER

Ella estaba extasiada. Apenas se escuchaba su voz como explicando para sí misma el sentimiento de ternura que le inspiraba lo que estaba contemplando. Escuché su narración parecida a un cuento:
Hay una cualidad extraordinaria que existe especialmente para que uno quede embelesado de por vida. Resplandece en toda clase de criaturas. Ésta, por ejemplo; es totalmente indefensa. La han dejado en la cama y no hace más que mover sus bracitos y piernas en todas direcciones envuelta en cobijas de colores pastel.

Parece estar muy tranquila, pero revuelve el ambiente con sus balbuceos. Tiene un aroma muy suave yo diría que de pura inocencia. No obstante, si pasa algún tiempo sin que alguien la vea empieza a agitarse y emite un sonido de llanto primero bajito, pausado. Pero que en un instante se puede volver un llamado imperante. De esa manera obtiene toda la atención que necesita. Ya sea de alimento, cariño, limpieza o para el arrullo de sus sueños, hasta nuevo aviso.

¡Que frágil criatura pero que poderosa presencia! En cada día de esa primera etapa de desarrollo es totalmente dependiente del cuidado de otros. Pero tiene una madre y un padre que se encargan de proveer lo que le haga falta. El pequeño ser en la mayoría de los casos logra hechizar de tal manera a sus progenitores que resulta en un compromiso de por vida, o por lo menos de largo plazo.

Esa escena la había presenciado en muchos hogares en diversos países. Había tenido el privilegio de viajar y conocer muchas partes del mundo. En todas es una maravilla observar a los bebés. Cada parte de su cuerpo implica que se exprese el asombro por su delicadeza y gracia. La luz que brilla en sus ojos es deslumbrante. Apenas empiezan a emitir sonidos modelados con su boca se establece una conexión que sella para siempre el amor para con todo lo que lo rodea. Y cómo no si realmente son vulnerables a los elementos y no son capaces de supervivir dada su complejidad. Misma que poco a poco se desplegará con un potencial inimaginable, que abarca en su culminación al mundo entero.

Ese gran poder en diversas escalas es latente en otras especies. Me pregunto si alguien en un momento de comunión y de identidad con la vida, se olvida de todo para admirar y regocijarse con la tierna torpeza de cachorros que juegan. Sus cuerpecillos rechonchos se mueven como en cámara lenta para dar brincos y carreras que dejan al aire orejas, rabos, patas, y barriga. Se tiran unos a otros o llegan a topes con los adultos que pacientes los apartan. A veces retoman su energía uniéndose al juego o poniendo un alto para asearlos y empezar lecciones de cacería, defensa y ataque.

Si son cachorros domésticos, como los gatos o los perros, cumplen un papel inigualable de compañía. Alegran su entorno, despiertan la compasión y posiblemente son la ayuda para sacar mejores cualidades para quienes los conocen y conviven con ellos.

Si son criaturas salvajes con mayor impacto demuestran que el gran poder supera su naturaleza depredadora para tomar en sus fauces a la misma y pura inocencia que existe como principio de vida universal. Con tanto cuidado que es conmovedor su comportamiento. Desde una gran cobra real hasta un feroz felino o saurio impresionante. Todos tratan a sus criaturas con esmero y amor.

Con esos pensamientos en mente, Ella comprendió la alegría infinita de tener entre sus brazos a su pequeña nieta Ishani Sara. Todo lo que su experiencia, visión en tantas partes del mundo, y en su familia inmediata se concentraba ahora en esa niña. Nuevamente la inocencia en esa carita con sus ojos iluminados se reveló con su gran poder. Estaba presente, escuchando los cantos destemplados, pero con la intención de arrullo. Le observaba atenta y de manera resignada. Al fin y al cabo, ella era la abuela.

Con frases entrecortadas por la emoción, entrelazó la melodía y la gratitud por el permiso del padre y la madre para conocerla y tenerla muy cerca. La inocencia pura, transformada ahora en esa bebé preciosa. se manifestaba para aceptar, sin alternativa, que la meciera y procurara hacerla dormir tranquila.

Esa niña conmovió en un instante el recuerdo de generaciones enteras en su familia. Todo se hizo uno para tener en la memoria a su madre, y su gran cariño para con sus propios hijos. Las emociónes  de aquellos recuerdos se conjuntaron para confirmar que el gran poder de la inocencia es una constante que se renueva en cada vida y se emana por el inmenso amor que se transmite en una bendición semejante. A partir de ese momento, en su mundo se renovó la esperanza.

Con esa invitación para compartir la vida, la mamá y el papá de su nieta generaron la confianza fortalecida en el amor de esa familia. El gran poder está más allá del tiempo y la distancia. Sobrepasa las dudas y la incertidumbre. Ese acontecimiento encerrado en una tonada inspiró a la par un sueño y despertó una realidad en donde coexisten toda clase de realidades. En cada una de las cuales,  el gran poder seguirá recreando a la vida como preeminente esencia de la convicción en lo que cada uno confía.

Así como para restaurar cuando llegue el momento, la certidumbre del amor incondicional que cada una de esas criaturas inspira como hijo, nieto, padre, madre y abuelos.

Con eterna gratitud e inmenso amor para J. IS, y S.