EL ROMPECABEZAS. 3 Paisajes

Varias piezas con múltiples colores indefinidos en las cuales se bosquejaba algún paisaje indeterminado hicieron quien sabe por qué asociaciones subconscientes que Yos volviera a recordar un episodio de sus años de estudiante.
Había en su escuela un grupo que se distinguía por ser muy estudioso, reconocido por alumnos y profesores. Él era amigo de un compañero que le comentó que sería bueno integrarse con ellos para aprovechar el trabajo en equipo.
Cuando tuvieron la oportunidad preguntaron a uno de ellos que se llamaba Esteban, si podían pertenecer a su grupo. Les contestó que eso no dependía solamente de él. Que tendría que consultarlo con Nadin y Felipe. Quedaron de verlo al día siguiente para saber la respuesta.
Fue una sorpresa que Esteban les dijera que podría “intentarlo”. Tendrían que acudir por la tarde a una de las aulas para ser presentados ante sus compañeros a fin de que les hicieran unas preguntas cara a cara.  Yos y su amigo se voltearon a ver asombrados con tanta formalidad y requisitos. Pero accedieron a acudir. Esteban les dio el número del salón y les dijo que estuvieran puntuales a las siete de la tarde.
Cuando Esteban se despidió, comentaron sobre lo “pesados” que eran estos tipos al darse semejantes ínfulas, pero tal vez por eso siempre obtenían excelentes calificaciones.
Al terminar el horario regular de las clases fueron a tomar un refrigerio para hacer tiempo y esperar la hora de la entrevista. Les causaba un poco de inquietud el adivinar que clase de preguntas podrían formular un trío de “nerds” de su misma edad y grado. Pero sería interesante también observarlos y saber que clase de gente eran en verdad.
Al cinco para las siete se dirigieron hacia el lugar acordado. Llegaron a tiempo y vieron que la puerta estaba cerrada, pero se oían voces en el interior. Tocaron discretamente y les abrió Esteban.
Les indicó que ya podían entrar. El diseño de las aulas en ese edificio era en semicírculo con gradas. De tal manera que el desnivel permitía la vista del profesor cuyo escritorio estaba de frente y su visión era perfecta desde cualquier ángulo sin problema.
En ese lugar estaban sentados los tres miembros del jurado. Yos y su amigo tomaron asiento en la hilera que quedaba al nivel de la vista justo enfrente de los tres jueces que deliberarían si eran admitidos o no.
Felipe inició el interrogatorio con una pregunta al aire para que la tomara el que quisiera.
“¿Si un árbol cae en el medio de un bosque y no hay nadie que lo pueda escuchar, existe el sonido, o
no?”    ¡Ora!  Hubo un silencio de inmediato.
¿¿¿¡¡¡Qué clase de pregunta era aquella!!!???  Pensaron Yos y su amigo.  Pero uno de los del jurado intervino; Se dice que; “No existe el silencio en este mundo”.
 
Yos recordó una frase contundente que escucho en la película The Matrix:  La repitió agregando que lo real o que “existe” son simplemente señales eléctricas interpretadas por tu cerebro.
Nadin se pronunció diciendo un KOAN del antiguo Budismo Zen: - “no hay apariencia, no hay sonido, no hay olor, no hay tacto”- ZAS! ¿¿¿¿Y ahora???? Felipe concluyó; La clase de mundo que vivimos depende de la cualidad del órgano sensorial que se utiliza para percibirlo. Todos exhalamos una clase de suspiro y el ambiente volvió a la calma.
 
Luego el interrogatorio se tornó mas mundano. ¿Por qué quieren participar con nosotros? ¿Cuál es tu nombre? ¿En qué colonia está tu casa?   Se tomaron su tiempo para discutir y de ves en cuándo nos miraban de reojo. Nosotros todavía con la mente enredada por la primera pregunta intercambiamos ideas y tratábamos de recordar otros argumentos en el plano inmaterial que ellos habían iniciado. Entendimos que había que rebuscar mucho y leer de todo para tener argumentos que inclusive retaran a todos para sacar conclusiones. O mejor para “ampliar las dudas”
 
Ése era un lema que agradaba mucho a Yos. Le encantaba conspirar para dar al traste con las ideas hechas. Con las conclusiones que frenaban la búsqueda en los libros. Inclusive más reciente con el raudal sin fin de información dudosa sobre lo cual se requiere desplegar el criterio y la confirmación en fuentes formales, o en la experiencia de la vida misma de quien quiere encontrar respuestas válidas para sí mismo o de interés social. Eso se los tenía que decir, si lo aceptaban en ese club tan exclusivo.
Al menos a él le había resultado muy útil y sería como una línea de acción conveniente para todos en el nuevo grupo a punto de formarse.
Por fin se acomodaron en sus lugares. Nadin les leyó la cartilla: Pues si asisten sin falta a todas las reuniones de trabajo y cumplen con la tarea asignada, estamos de acuerdo. Sean bienvenidos.
Desde entonces el grupo trabajó junto. Cada uno respetó la personalidad del otro y se organizaban fuera del estudio reuniones para degustar queso, pan y vino como en las mejores tertulias de grandes intelectuales que estaban de moda.
Siempre hubo pláticas airadas sobre las desigualdades sociales, las tendencias en el pensamiento del tema económico y las propuestas en el arte. Realmente las aspiraciones de ese grupo apuntaban a ir hacia adelante y ver más allá de lo que se enseñaba en las clases.
Con las ideas de su grupo Yos pudo ampliar por mucho el panorama que suscita el contemplar un paisaje “sin personas”. Pero por consiguiente valorar la importancia radical del matiz que adquiere cuando hay un observador que se interesa por saber y encontrar las opciones disponibles.
En un paisaje marino que era uno de sus preferidos, vivía el recuerdo latente del poder devastador del agua igual que de la sensación de quietud que en ese mismo medio se disfruta ya sea en el amanecer o la puesta de sol.  La Tierra se vuelve cálida o tiene un toque de frescura para ser tolerante a nuestro gusto.  La combinación del fuego y el Aire nunca es ajena y fortalece o atenúa las sensaciones en cualquier paisaje.
Yos empezó a jugar con la disposición de las piezas -sin personas- para colocarlas si así cuadraban con las otras imágenes.  Tal vez la Tierra pudiera ser sobresaliente articulada con el hombre de la montaña.
EL Agua con la profundidad de la mirada de la señora en la fotografía. El Aire y el Fuego con la Vida y la energía del mundo que crearon para sí mismos en la diversidad de formas y maneras que en su momento creyeron fue la mejor para vivir sus días.
Yos empezó a guardar nuevamente las piezas sobrantes. Pensó que, si algo pudiera ofrecer a los que armaran un rompecabezas como el suyo, sería pertenecer al grupo que en ese momento se le ocurrió darle nombre: ¡Buscadores!
Tal vez con la parsimonia, gran seriedad, alegría y frescura, de su grupo que le había traído tan entrañables recuerdos. Así como la posibilidad de interpretar mejor todos esos paisajes.

4 comentarios:

  1. Me gusta por el contenido de motivarnos y seguir aprendiendo y dejar "para después" y seguir creciendo como personas

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  2. Muy buena historia.
    Me llevó a recordar mi época escolar.
    Cuando me reunió con el pruoo en turno para realizar algun trabajo escolar.
    Y sobre todo la manera como lo narra me imagino todo el escenario.

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  3. Muchas gracias! Buenos tiempos de amigos, aprendizaje e imaginación!

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