VESTIGIOS HUMANOS

Al fin llegó el día que se tenía planeado. La agenda señaló la fecha para que el grupo de amigos pudiera reunirse. Compartirían sus ideas sustentadas de manera formal o de opinión pública sobre un tema que le resultara provocador. Habían acordado que solamente una persona expondría. De igual manera, solamente uno podría hacer la pregunta que formularía para capturar el interés de todos.

En el sorteo previo les tocó iniciar el círculo a: Bernardo, quien tendría la palabra. Amaury sería el interlocutor principal. El ambiente era muy animado al recordar que estarían dispuestos a escuchar a cada uno a su ritmo y procurar sacar el mejor provecho del intercambio de opiniones. Así que comenzó la plática:

-Utilizar el vocablo vestigio, que de acuerdo con el diccionario significa; Señal o huella de algo o alguien que ha pasado o desaparecido, pareciera ser un título inadecuado para revisar una situación actual. Sin embargo, al observar casas, habitaciones, lugares privados, pero sobre todo el comportamiento de las personas implica una cuestión sumamente interesante:

Algunos ambientes se pueden “cortar” de tan densos y estresantes. En otros el aire es ligero y alegre. En unos, la tranquilidad está ausente y no se puede estar ni siquiera cómodo para darse un descanso. El tema puede pasar desapercibido o sorprendente. Sólo hay que poner atención. ¿A qué se pueden atribuir los contrastes que percibimos y que son tan cotidianos?

Bernardo enfatizó su idea: Al paso de lo Inhumano hacia lo Humano o viceversa. De lo Humano hacia lo Inhumano.

El tema se me ocurrió como resultado de una conversación en dónde se discutía sobre el posible origen del “mal”. Una amiga particularmente tuvo una reacción espontánea de pesar, que nos impactó a muchos. Se mencionó que la gente puede presentar una tendencia hacia el mal interpretado como todo un proceso de deshumanización. Sobre todo, como mostraban los estudios que partieron de la selección de personas que como se dice coloquialmente; Eran personas con excelentes cualidades en todos aspectos. Ella no lo podía creer y le afectó mucho el sólo imaginar que las personas “se puedan volver malas”.

Realmente la idea resulta inquietante. Existen muchas ideas, diferentes puntos de vista. Pero hay varios factores interesantes. Se puede enfocar al entorno personal como el generador de un estado de ánimo. En sus lugares y espacios la persona manifiesta de muchas maneras el cómo percibe a sí mismo, y al mundo que lo rodea. Entre la persona y sus lugares, se genera una dinámica llena de creencias y significados. Es decir; El ambiente en que nos encontramos por creación propia, influye comportamientos que pueden pasar desapercibidos pero que constituyen lo “normal” en el cómo la persona se acostumbra a vincularse con el lugar que tiene para dormir, descansar, leer, estudiar, tomar sus alimentos y especialmente para ser consciente de su identidad, en interacción con el entorno donde transcurre su vida diaria.

Puede decirse que se forma una especie de vínculo emocional con cada habitación o cosa que es propia. muestra parte del valor material o de sentimientos que la persona le confiere. Posiblemente se recuerde, lo mucho que alguien aprecia alguna joya, mueble, adorno etc. que ha adquirido, le han regalado o le ha sido heredado, y en dónde lo tiene guardado, o a la vista, en ese territorio muy personal. Casi siempre lo que se aprecia, se lo coloca en un lugar especial que corresponde a su significado. Sirve para reanimar con sólo mirarlo. Ilumina a nuestro parecer los lugares y las cosas. Transforma con agrado nuestro espacio y nos reconforta.

Es importante señalar el cómo todo esto llega a ser percibido por las visitas y no se pasa por alto al ser objeto de halagos para expresar lo bonito que se siente estar ahí rodeado de cosas bellas. En un ambiente amable. Por el contrario; Se puede también pensar en lugares en los cuales las cosas y las personas resultan desagradables. Se perciben como pesados, opacos. Recuerdan conflictos. producen rechazo. Son motivo de inquietud, y si hay oportunidad, se evaden. Se desechan o se cambian.

Lo interesante es que una persona es la que en un momento acomoda o desordena esos lugares y cosas. De acuerdo con la percepción de su mundo y de lo que lo forma poniendo “su toque”. Ese toque de personalidad también se lleva hacia ámbitos más amplios. Normalmente se pone atención a lo que nos interesa, le atribuimos valor material o sentimental, a lo que consideramos nuestro. Inclusive cada uno sabe dentro de “su desorden” en donde encontrar cualquier cosa. A veces es molesto que otro limpie, o reacomode, porque no sabe que en ese aparente lío todo está en su lugar a la conveniencia de su dueño.

Es importante señalar que a partir de toda esta dinámica se desarrollan conductas que van desde lo Humano hacia lo Inhumano. Sobre todo, puntualicemos, en la compleja percepción de pertenencia que implique a una persona. Eso es un punto de atención crucial. Las personas no son propiedades. Si es que alguien las percibe de esa manera, seguramente enfrentará conflictos muy fuertes hasta que se dé cuenta que las cosas, los espacios, los lugares, son susceptibles de modificarse a su gusto. Pero no así los individuos. La persona puede modificarse en un contexto muy particular de liberación con decisiones propias. Con el marco de referencia de los aspectos que necesite resolver, en lugares y entornos específicos.

La imposición de cambios sin atender ésta notable diferencia puede generar ambientes en dónde las “energías negativas”. Llamemos así, a lo que se entiende como influencias que apagan el ánimo, deforman la sensibilidad hacia la vida en sus diversas manifestaciones. Dan lugar para ocultar los Vestigios Humanos que hoy nos interesan. Son el resultado adverso a la armonía. Al equilibrio. Obstaculizan, dificultan e interrumpen la sensación de bienestar. En general llamemos energías negativas, a las que promueven los comportamientos Inhumanos que responden a la mera supervivencia o instinto animal.

Por el contrario; Las “energías positivas” facilitan las cualidades inherentes a la vida. Reaniman. Alegran. Favorecen el equilibrio, transmiten entusiasmo y amor. Podemos ampliar grandemente estos conceptos dado que cada persona interpreta de una manera más o menos detallada lo que considera positivo o negativo de acuerdo con su experiencia, y a sus creencias.

En este sentido; Es posible afirmar que, al profundizar en el origen de los cambios de comportamiento Inhumano hacia Humano, el entorno en el que se encuentra una persona por creación propia o por la dinámica social, desde los núcleos familiares, hasta los sistemas que conforman estructuras mayores, interactúan para generar las influencias positivas o negativas que preservan o degradan la conciencia de su ser.

Amaury levantó la mano. Tengo una pregunta que me inquieta hace tiempo y que por lo que he escuchado hasta ahora, debo plantear.

Adelante; Animó Bernardo. Veremos que podemos aportar para responderla.

En cierta ocasión asistí a una plática en dónde el punto de partida era que: la persona que sufre de temor e ira intensifica sus energías negativas como una forma de hacerse notar. Construye ambientes y enemigos en los otros para no tener que enfrentar la presencia del “mal” en sí mismo.

 

¡Vaya! Aquí tenemos La gran cuestión. contestó sorprendido Bernardo. Hablar del “mal”, energías negativas, y cómo se interrelacionan para dar por resultado un comportamiento inhumano es el gran tema. Tú has puesto con esa inquietud una pregunta en nombre de una gran mayoría. El “mal” se detona con la indiferencia o con el desconocimiento hacia uno mismo. Con la indolencia hacia todo y hacia todos. El gado último de la insensibilidad hacia la vida es devastador. Se ha dicho que hay una cierta tendencia hacia la inhumanidad por causa de factores internos y externos interrelacionados que en ciertos momentos se interpretan como desamor. El que tú llamaste enfrentamiento del mal en sí mismo es parte de la personalidad individual y colectiva que los hallazgos de la comunidad profesional dedicada a esos estudios han descrito desde diversas perspectivas.

La propuesta es que se puede reorientar la tendencia hacia el “mal” desde el aspecto de la Conciencia de sí mismo en la identidad con un modelo más allá de las limitaciones que la persona se impone, o permite que le influya. Se puede contener y mantener a raya, dicha tendencia, al rescatar el aprecio y consideración de tu espacio personal como inicio. De tú comportamiento considerado y respetuoso hacia el otro. Con las creencias de merecimiento, amor, confianza, valores y un sinfín de percepciones con la intención de que no perder la esencia que distingue al ser humano.

En mi devenir personal, puedo asegurar que la insensibilidad hacia los semejantes, el desprecio por las cosas y lugares en dónde se pasa el tiempo en lo más cercano que es la casa o la habitación individual es el principio del fin. Apegarse al “mal” o energías negativas, podría decirse que sucede “casi” de forma desapercibida. Digo casi, porque he preguntado; Porqué o para qué se descuidan los lugares que se dice querer. Porqué y para que se margina o denigra a la persona que se dice amar. Las respuestas son sorprendentes. Son muchas veces mecanismos de defensa tal vez en la forma que tú has cuestionado para no verse a sí mismo, en infinidad de espejos.

La tolerancia hacia el “mal” lenta pero inexorablemente convierte un entorno vital en un panorama tan opaco, que la obscuridad se hace dueña para cubrir todos los sentidos. Hay que darse cuenta de que la negligencia, la inacción, el desorden, son un campo de cultivo para el mal. Lo que no se compone. Las cosas rotas e inservibles que se acumulan convierten al desgano en compañía. En esta perspectiva no hacer algo positivo para encontrar como limpiar, regalar lo que no se usa, tirar a la basura lo que no sirve y demás son disparadores del llamado mal y de las energías negativas.

Otro factor de suma importancia es Despersonalizar. La indolencia con un trato ajeno hacia las personas es no verse a sí mismo en la presencia de otro, ni reconocer los espacios comunes. Se pierde la identidad con lo humano, y el sentido superior de humanidad. La irresponsabilidad hacia un compromiso personal o colectivo se enmascara para no ver de frente lo que se provoca solapado por la muchedumbre sin identidad. Se ha comprobado que esto permite una tendencia que deshumaniza y acepta la tolerancia para la crueldad.

Es determinante en la deshumanización que, al pretender no ser responsable, se pierde la conexión con el amor y la conciencia de ser. La inacción evade la toma de decisiones y el correr riesgos para lograr una vida en principio satisfactoria, tranquila y más, con el ideal de felicidad y de plenitud que también es complicado de entender en un acuerdo común. Pero de primera importancia para uno mismo.

Peor aún se vuelve como una costra que impide sensibilizar el trato hacia la persona y solapar toda clase de abusos. Se asumen comportamientos inhumanos hacia todo. Sin identidad, sin conciencia y paralizada la acción, el llamado mal, sé vuelve parte de la normalidad que deforma desde los sistemas más pequeños hasta los sistemas más amplios de convivencia. La indiferencia crece y se convierte en un estado “natural” para desaparecer los vestigios humanos.

Se pone en evidencia que al parecer cada vez es más complicado encontrar señales de humanidad en una especie destinada a ser líder para sí misma, y no destruir lo que existe por un motivo superior. Se ha estudiado el cómo al diluir la responsabilidad se causa el maltrato hacia otros. El deshumanizar a las personas distorsiona la visión para ejercer castigos denigrantes. El seguir reglas de grupo socavan la habilidad de respuesta humana. Insensibiliza los actos y se desencadenan toda clase de comportamientos negativos hacia la vida.

Efectivamente es un tema muy complejo. Pero de importancia definitiva. Persiste como un desafío para todos. La buena noticia es que: La conciencia fundamentalmente puede organizarse en nuevos patrones y diseños. El hacer un esfuerzo para darse cuenta de lo valioso que hay en la vida y retomar un sentido para reconstruir lo que resulta insatisfactorio, es una capacidad clave del ser humano. ¿Pueden pensar si hay otra especie que se permita rehacer, recrear, resurgir como individuo y colectivamente??

Vamos a ser humildes para afirmar que no. Hay patrones sumamente inteligentes para mantener y transformar los mecanismos de la vida. Como por ejemplo en los minerales, los vegetales, y los animales.  En estas categorías se sigue en un “comportamiento” sobre las bases de reacciones químicas y físicas, de herencia, de instinto. Se recrean bajo los límites de la naturaleza de sus sistemas.

El ser humano tiene la capacidad de trascender ciertos límites. Con mayor conocimiento; Estudio; Uso de su mente, y Conciencia de sí mismo. Cada una de esas áreas ¡Son perfectibles! Pueden modificarse. Está en su voluntad, imaginación, deseo, esperanza y muchas otros sentimientos y emociones, la fuerza para emprender su cambio y el cambio que necesita para rescatar los “vestigios humanos” que le pertenecen de una manera incomparable.

Desconozco si estas afirmaciones hayan respondido en algo tú inquietud. ¡Pero si les han producido una “ampliación de sus dudas” y muchas más preguntas inquietantes, es excelente! En la medida que cada uno se atreva a plantear más preguntas, ya tendremos campo de acción para indagar más profundo hasta llegar a lo que nos mueva, y traspasar el estado confortable que nos inmoviliza para entender algo valioso y actuar en consecuencia. Este mundo se forma por la acción. El individuo se transforma actuando de diferentes maneras.

Amaury agradeció la explicación. Añadió que estaba de acuerdo. Me he propuesto dijo; Nunca creer a quien recita toda clase de teorías, pero no las pone en práctica. Me quedo con que las vivencias, la experiencia, aún que sea como método de prueba y error es una buena manera de moverse hacia uno mismo Se necesita desempolvar la mente para distinguir con claridad la diferencia entre lo humano e inhumano y estar alerta. Aprender sobre la marcha aún que haya tropiezos.

Me gusta la idea de indagar como “arqueólogo” para encontrar los vestigios humanos que me forman. Las caras de todo el grupo se iluminaron con alegría. Empezamos la tertulia más relajados pero satisfechos de habernos probado que tenemos temas comunes muy interesantes. Sobre todo, como había quedado claro; Un desafío que cada uno debería tomar para retarse a sí mismo en primer lugar, y emprender las acciones en su propio terreno.


2 comentarios:

  1. La explicación que da el exponente al relacionar a la persona de pensamiento (energía positiva) positivo , a la de pensamiento negativo ( energía negativa ) es interesante .

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  2. Reflexionar sobre ésas relaciones es importante. Tu apreciación es bienvenida. Muchas gracias!

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