VIAJE EN SOLITARIO

Vamos a preparar el escenario pequeña Scautari.

Seguro que has visto muchas películas en dónde a la Sabiduría  se la representa como a una abuela con el rostro amable, surcado de arrugas y una voz dulce y melodiosa. Se sienta con su pequeña amiga y empieza un diálogo lleno de consejos, preguntas, misterios, que llevan a la niñita a imaginar un montón de aventuras.

En nuestro caso será una conversación entre una persona mayor que supone puede entender un ideal.  Que se siente alentada por la buena disposición de muchos jóvenes que aspiran a continuarlo. Que admira y quiere mucho a una persona que se ha probado en un reto tan particular. Lo ha conquistado. Para dirigir su vida desde pequeñita hasta “pasar el estandarte” a otros con gran entusiasmo. Renovar ese ideal y mantenerlo vigente.

Inclusive te propongo que sea permitido retomar alguna vivencia para deshilar otra vista en la que se reflexione sobre un reto tan valioso. ¿De acuerdo? Se vale desde luego disentir. Pero trataremos de conciliar para que se aproveche cada paso.  ¿Estás lista? Veamos; Cuéntame cómo fue tú experiencia.

A Scautari se le iluminaron los ojos. Tenía una mirada llena de brillantes chispas. Cierto que ya habían pasado algunos años, pero evocó las imágenes como si estuviera en el preciso instante en que iniciaba su gran prueba.  Una enorme sonrisa apareció en su rostro y su corazón se aceleró a tope.  Recordar aquel momento, contenía desde la noticia en que le comunicaron que tendría la oportunidad de emprender una prueba mayúscula. Un reto al que eran llamados solamente  los más valientes, atrevidos, y bien preparados.  

Al iniciar su relato todo su cuerpo tomó la inquietud del explorador que necesita ponerse en marcha.  Que ya enfrenta un terreno desconocido pero que está seguro de poder conquistarlo. Scautari exclamó: ¡Es una sensación que te hace una ilusión enorme! Se te acelera el pulso y empiezas a imaginar la ruta. Haces un repaso para todo lo que se puede, debes, o no, llevar. Has caminado tantos senderos entre montañas y ríos que sientes el agua. Respiras el viento y te invade una plenitud sin comparación.  Te mueve la vista de valles y picos que te esperan para iniciar otra aventura. Y en el momento en que ya eres candidata para tomar ese viaje de maravillas y magia comienza tu cerebro a planear los detalles. Pero trabaja mucho más fuerte tu corazón. Llevas una misión personal muy importante. Ser tu propia compañera como acompañante.

Saber eso es igual a no saber algo. No comprendes realmente en que consiste. Aunque has tenido muchos años de preparación sin darte cuenta. Cada caminata, campamento, fogata, y miles de juegos te han dado muchas habilidades y destrezas. Poco a poco ganas comprensión más fina de significados. Te otorgan símbolos que lo acreditan. Es un orgullo recibirlos. Los exhibes muy feliz en tu uniforme, que, aunque sirve para reconocer a tus hermanos de grupo, es una señal de  que te has preparado, y ahora puedes compartir con ellos a otro nivel enseñanzas y retos. En diferentes ceremonias se aprende a tener valores de servicio, disposición de ayuda, honor, lealtad y se adquieren compromisos de portarse con un ánimo invencible. Ser y Hacer lo que te toque con tú mejor esfuerzo. ¡Siempre listo!

Todo eso lo llevas como tatuado en la piel. La naturaleza además es sagrada. La vida; un don precioso que hay que conservar a toda costa. Una a una de las palabras de los himnos y canciones resuenan en tu mente para alentar con alegría las actividades y convivios. Con todo esto afirmas que estas listas para hacer el recorrido que te asignen sin problema.

En el día tan esperado, nuevamente te recuerdan quién eres. Para qué  y para quien tienes tantas cualidades. Te lanzas al vacío como un ave con las alas abiertas. En la despedida ya no sé si por inercia volví la cabeza para decir hasta luego, o miré con determinación sólo hacia adelante procurando ser solemne en mi partida. Creo que las dos posibilidades estuvieron en mi mente. Mirarlos desde lejos, hacer una señal, mostrar que iba bien y conseguiría la meta. Por mí. Por ellos. Por todos.

Los primeros metros son tranquilos. La emoción de la despedida sigue latiendo en las sienes. Conforme aceleré el paso mi atención se enfocó en el mapa, la ruta, y toda clase de notas sobre el protocolo. Después de varios kilómetros, los cambios en el ambiente me advertían que empezaba el atardecer. La luz de los rayos de sol se iba apagando. Había que hacer un alto. O que tal continuar caminando. ¿Sabes? La obscuridad te pone delante las dos opciones: 1) Acampar. Prepararte para descansar, pero  escuchar y estar alerta. Se oye toda una sinfonía de ruidos. crujidos, ecos, murmullos desconocidos e inquietantes. 2) Continuar con la luz de una linterna. Alumbrar a izquierda, derecha, arriba, abajo, hacia todas partes. Avistar toda clase de plantas, arboles, y el sendero. Sobre todo, el sendero. ¿Tú qué harías?

La confidente de aquella narración; Al ver ese rostro inquisitivo quiso compartir su experiencia. Asumió un papel como de tía grande. Endulzó lo más que pudo el tono de voz y le dijo: ¡Gracias por recordarme la emoción que implica ser libre! Es exactamente lo que has descrito. Pasadas las teorías y la práctica de lo básico. La nostalgia de los encuentros y las despedidas. Tienes una misión muy personal. Te has preparado. Tienes las constancias de diplomas e insignias. Pero al emprender tú aventura estás sola. ¡Caes en la cuenta de que eres libre! Libre para decidir cada etapa. Te enfrentas a la claridad y a las sombras. Tienes alternativas. Terminar el día con un cierto temor, ser intrépida. Pero siempre con la mente alerta porque habrá un despertar ineludible y hasta deseado. Para mí ha sido decisiones tan amables que con frecuencia disfruto en  el silencio. De la obscuridad en la noche    con todos sus misterios. Otras, de los días radiantes de una luz cegadora y de un clima que me bendice la mayoría de las veces. Hasta aquí mis opiniones. Sigue tú por favor que es tú viaje peregrino del que sé de cierto que te ha mantenido caminando con mucha ventura.

Scautari dio un suspiro y retomó la palabra: Cierto. La fraternidad que conocí y de la que me hicieron formar una familia me sigue alentando como el fuego de las fogatas tan queridas. Iniciaciones entrañables. Formación de lazos tan fuertes que son cuerdas de seguridad que te dan energía  en toda clase de escaladas y caminos. ¿Me comprendes verdad? No sólo en la etapa juvenil de despertares sino para enfrentar tormentas, cuando ya no eres un niño o un adolescente.

Aquel viaje ha continuado ciertamente. Te digo ahora, que con el inmenso orgullo de siempre. Ha templado mi carácter. Me hace recordar los mismos valores de solidaridad. Aunque a veces haya tempestades no he soltado el timón y he salido a flote. Ese viaje en solitario dejó en mí, una marca indeleble. El cansancio no contó. Las lesiones las pasé por alto. Es más, ampollas, dolor, rasguños fueron parte del camino. No los sufrí. La meta era todo. Mantener el paso y conseguir los kilómetros del día fueron el combustible para no darle importancia a las molestias, y seguir adelante. La emoción para completar un tramo es impactante. Te vuelve alegre. Te hace atrevida. Acompañé muchas veces con las canciones tan queridas cada paso y cada salto. Estaba sola pero cada vez me volví más mi amiga. Cantas en primera voz, pero sientes que hay un coro que te acompaña en cada estrofa.  ¿Has cantado así de “raro”?

 La mujer de  muchos años sonrió de buena gana: ¡¡Que si lo he hecho!! ¡Todo el tiempo! ¿Te suena eso de “no hay de otra”? Lo digo en el sentido de que: Si es lo que hay, se tiene que convertir en algo interesante. Así como has dicho de las ampollas, los rasguños, lastimarse en un gran viaje es casi necesario. En las montañas hay rocas, veredas que confunden, elementos que te salen al paso como una avalancha o tempestad imprevista. ¡Pero ya estás en el camino! ¡Tienes una meta! No hay de otra más que cantar e invitar para hacer el coro a todos los que te quieran para unirse.

Scautari asintió. ¡Me parece sentir ahora mismo los murmullos de las voces de despedida y cambiarlos por mirar a lo lejos las imágenes de bienvenida!  Es maravilloso. Lo que se hace en libertad es lo máximo. Es como llenar un cofre con todas tus piedras preciosas. No necesitas mostrarlo. Al contrario. Guardas un tesoro que sólo a ti te pertenece. Que sólo tú sabes en dónde se esconde. Eres dueña de tomarlo para abrir miles de veces y cerrarlo. Es como una pila de recarga independiente. Por eso nunca se agota. ¿Qué te parece?

Nuevamente la tía comentó con tono suave me parece extraordinario. Sólo una nota al margen. Entiendo el significado de tener un gran tesoro. Pero a veces he notado que la enjundia para competir en el logro de tantas metas se  ha propiciado en paralelo desvirtuar la competencia. Es una nota abierta. Sé que es latente la buena intención de formar un carácter fuerte entre hermanos. Sin embargo, que no se pierda en la batalla la consigna de hacer ganadores legítimos. Tú sabes al ser guía. Se desprenden piedras que pueden lastimar a los que siguen. Al correr en conjunto algunos tropiezan. Que no sea la burla la que incite el levantarse. Que no sea la comparación la que mueva a ponerse de pie. Que no se pierda de vista la dignidad de la persona.

Si hay algo admirable que han logrado es lo que escuche declarar a una de sus compañeras: “Para mí lo más valioso es saber que tengo un hogar. En el cual no se me juzga. Me siento aceptada como soy”.

En el recuento sincero de tú viaje más importante, te pido lleva la observación de una extranjera. Que, a pesar de no portar tu uniforme, lo respeta. Porque  también tiene el espíritu de un explorador incansable. Herencia de muchos otros que han conjugado retos, rutas, y preseas.  Por eso te puedo decir que tu viaje ha sido ¡Maravilloso!

¿Te das cuenta? ¡Te descubriste a ti misma! Valiente. Segura. Enfrentando la salida y la llegada con la bendición de rostros y abrazos que te esperan. ¡¡Maravilloso!! ¡Aprendiste el desapego con amor!  Emprendiste la marcha en línea recta. Con la certeza de que al final estarían tus mismos seres tan queridos para celebrar contigo. Tú poder de ser independiente, pero a la vez con tú libertad y  anhelo de volver a un hogar que te recibe incondicionalmente. Deseo con toda el alma que ese aprendizaje se convierta para ti en la emoción de despedida para tus hijos con la certeza de que los tendrás en cada visita que ellos te hagan con ese mismo anhelo de volver a un hogar que los acoge sin juicios y celebrando su propia libertad. ¡Te lo has ganado!


FRÁGIL

Hay una criatura en este mundo con la cual se tiene que ser muy cauteloso para entenderla. Se puede empezar por sorprenderse sobre el como es que ha llegado a ser una creación tan compleja, que tiene la capacidad de cuestionarse a sí mismo sobre su existencia. Es una creación que ha buscado incansablemente su origen y su destino más allá de un proceso físico.  Con su mente tiene acceso a un sinfín de ideas que a veces hasta le resulta más complicado ordenar para definirse en su presente y en un futuro que se le pierde en la incertidumbre.

Sabe, siente, conoce, recrea, y sigue inventando palabras que le ayuden a encontrar un punto en dónde pueda apoyarse para sentir que es fuerte. Conseguir estar tranquilo. Sobre todo, porque tiene la visión a veces inquietante de un sin número de seres semejantes. El impacto que eso le produce tiene muchas variantes. A veces intenta aislarse. Pretender que está solo y que únicamente con allegarse lo que le hace falta para sobrevivir estará en paz. Pero comprende que salvo que perdiera su capacidad para reconocerse podría tal vez reintegrarse a un estado de inconciencia. Aunque esa idea es aterradora si entiende que le arrancaría lo más precioso de su naturaleza que es su estado de conciencia y de alerta. Por eso se da cuenta que si dejara su cuerpo de funcionar terminarían sus preguntas. Sin embargo, eso en su realidad forma parte de otra incógnita formidable.

Así que casi sin opción entreteje intercambios de amistad, trabajo, relaciones de familia y todo lo que se le ocurre para que en todo caso pase lo mejor posible su tránsito en esta tierra. Durante toda su vida se enfrenta a situaciones que le conmueven. Intuye que siempre hay algo que le conecta con sentimientos que lo unen de una manera similar con sus congéneres. Pero se resiste. Le confunden los rostros de extraños, que poco a poco se han ganado su confianza y están cerca. Le inquietan así mismo, las caras muy conocidas pero que se han alejado, a causa de falsas creencias o malentendidos.

Construye lenguajes que al parecer interpretan de manera diferente su existencia, pero en un momento le sirven para dar un abrazo a los otros que creía separados de su propio entendimiento. Percibe una identidad que supera las fracturas que se ha causado a sabiendas o sin darse cuenta. Puede apreciar  en los otros seres con quienes comparte su espacio que existe la sensación de lazos indisolubles. Especialmente en los momentos en que se pone a prueba su fortaleza fincada en el egoísmo, sucede que se sabe frágil. Hasta tiene una frase para significar que se ha “quebrado”.

El choque de sus emociones es tan abrumador que por fortuna le permite dar ese paso necesario para aceptar que ama a las personas. Que existe un vínculo superior tan comprensivo de sus temores y dudas que le facilita estrechar con afecto, decir palabras de cariño, y compartir esa similitud como nunca hubiera imaginado. Es posible afirmar que aun dentro de situaciones muy conflictivas se encuentra latente ese amparo. Sin embargo, su resistencia es muy poderosa porque pone en evidencia ese aspecto de semejanza y se mira como en un espejo lo que no se quiere reconocer.

Ser iguales, pero” unos más iguales que otros” se dice como en broma. Ciertamente se antepone la imagen que ha creado para impresionar con la apariencia de ser extraordinario de forma individual, y de separación. Pero si bien lo pensara, en lo extraordinario, se contiene un aspecto de comunidad. Extra igual. extraordinario como el nivel de semejanza al máximo. Casi siempre la reacción confusa de sus pensamientos se interpone para exigir un lugar por separado. Que promueva las diferencias. Que disimule lo frágil que es como el hielo superficial.

Sus creencias le animan a componerse refugios temporales para su arrogancia  y mejor consolidar la contraparte de su fragilidad. Elabora fiestas para probar o tener la certeza de  que es fuerte y cumple complacido el convivio para demostrarlo.

No obstante, hay algo que le ayuda a ponerse a prueba. ¿Será por eso por lo que en las épocas más frías se celebran fechas con una sensación de calidez?  es notable que, si bien en otras latitudes transcurren los días cálidos, las festividades comunes invitan a reconocer la unión y la semejanza. En esos momentos hay algo valioso. es la certeza  de que siempre hay alguien que espera por una oportunidad de ser valiente. Comprobar que en la contradicción de la fragilidad existe la más grande fortaleza para recapacitar.  Dominar imposiciones. Ahora sí, superar lo ordinario de comportamientos cuya base es el miedo al rechazo. A solapar debilidades en conjunto enmascaradas.

Cuántas veces se es testigo de que el dolor más grande sobreviene con la demostración de actitudes intransigentes de aparente fuerza de carácter. De ahí que nuevamente entender es complicado. Quien es esta criatura de la que se habla.  Para que se ha puesto tantas trampas. Se compadece a sí misma y se revuelve entre su fragilidad sin aceptarla. ¿Vale la pena su esfuerzo? ¿Para quién es la justificación de sus actitudes?

Tantas veces se repite que vino para ser feliz, y no encuentra el cómo conseguirlo. Al final es una criatura que conmueve. Es como la imagen de un cuento del osezno que levantado en todo lo que alcanzan sus pequeñas patas se yergue gruñendo y dando zarpazos para amedrentar a un contrincante. Se asombra cuando su oponente huye despavorido y se siente realizado. Hasta que voltea y ve detrás suyo a una osa gigantesca que le ha cubierto desde el principio de su hazaña las espaldas, y lo mira con ternura.

Vale el ejemplo para la criatura de inicio, la cual es todavía más frágil. Pero no con el sentido de “quiebre” vulgar y mal intencionado.  En su caso ese punto de quiebre le confiere un privilegio que es crítico para continuar la búsqueda de entenderse a sí mismo. Retomar su sensibilidad hacia los otros. Darse cuenta de que su fragilidad como otras muchas de sus cualidades, le permiten crecer y encontrar cada vez con mayor claridad su identidad. Por eso en algunas letras de sus canciones se alegra. Reconoce que su futuro es hoy. Conserva la capacidad de agradecer.  Seguirá adelante en soledad o en compañía. Cuenta según entiende, con un respaldo esplendoroso que le anima a enfrentar cada encuentro y circunstancia hasta que su fragilidad se transforme en fortaleza.