ILIMITADO

 

La respuesta que le dio el muchacho de 16 años a su madre, la dejó “sin palabras”.

Ella le había pedido que no saliera de casa. Que estaba a punto de llover y era tarde. podría mejor leer un poco. escucho perpleja la respuesta:  -no me gusta estar sin hacer algo. Prefiero salir y ver que hay con mis amigas y amigos- Dime si hay algo que de verdad pueda ser un impedimento para salir. ¿La lluvia? ¿La tarde? Nada que me dijeras es insuperable. - La mamá entró en conflicto con lo que ella misma había dicho sobre vencer cualquier obstáculo cuándo uno decide hacer algo. Su hijo ahora estaba aplicando sus enseñanzas. Pero qué pasaba con su autoridad de madre o del padre, para poner límites en situaciones que requerían decidir sobre no sólo pasar el rato y entretenerse. Elegir hacer actividades para ganar en conocimientos o habilidades. pasar el tiempo con distracciones, ¿sería una manera de fincar una vida en otros aspectos?

Ella no tuvo las palabras para detener a su hijo en ese momento. Recordó cómo en una reunión lo escuchó platicar con su grupo de amistades sobre los valores. La mayoría había dicho que los valores eran relativos. Los adultos alegaban cosas sin sentido para ellos. Su realidad entre sistemas de tecnología se guiaba por gente que se dedicaba a subir contenidos en innumerables plataformas que les llenaban de toda clase de información. Cada vez más la vista de imágenes con un mínimo de palabras era lo usual. El vocabulario era escaso. Muchas veces solamente para decir chistes, hacer burla de situaciones o de personas, con repetición de insultos que se habían vuelto aceptables como parte de la descripción de su mundo, y de su propio discurso.

Era verdad que quizás los adultos o a la gente que a ellos ahora les parecían viejos, a partir de los 35 años, todavía escucharon que; “Los límites de mi lenguaje, son los límites de mi mundo”. Para ella y otras generaciones el significado de esa frase era algo de tomarse en cuenta.  El mensaje lo escuchaban constantemente. a veces fue una exigencia en su educación para ampliar el vocabulario. Intentar conformar significados. hacerse entender y poder describir una serie de contextos. Ser capaces de platicar sobre sentimientos, experiencias, ideas. Dar vida a la imaginación con un vocabulario amplio. Con todo lo cuál tendrían una gran ventaja. Puesto que alguien que logra darse a entender puede compartir significados para fines empresariales, de negocios, en el arte, en la ciencia, en la sociedad a cargo de actividades de beneficio colectivo y cualquier otra meta. 

 La mamá se había quedado callada. Sintió un asombro que la inquietaba. En la actualidad, los correctores en los dispositivos se hacían cargo de arreglar lo que se escribía. Era común hablar con mensajes de voz muy fáciles de utilizar al oprimir un iconito y soltarlo. Cualquier falta era justificable por un “error de dedo”. Como un acuerdo generalizado, se entendía lo que se quería decir. Nadie se ocupaba de cosas insignificantes. Pero no saber nombrar el entorno e interactuar con palabras era una señal de advertencia. entender otros aspectos de la vida, que a su propio hijo le tomarían por sorpresa con su actitud despreocupada. en principio no tener límites le daban la seguridad. Pero los retos; Se daría cuenta, van más allá de imitar a otros y sentirse a gusto con la aceptación de un grupo.

En su mente ella descubrió otra advertencia que tendría que hacerle. La palabra “reto” se había vuelto muy utilizada para proponer hacer toda clase de actuaciones sin sentido. Algunas llevaban a arriesgar la vida con el único afán de ser populares. No obstante que muchos de los que los realizaban declaraban que no les interesaba la fama. Ni el qué dirán de sus conocidos. Mucho menos respondían a un asunto de creencias establecidas. impuestas por la fuerza de la costumbre.  En su entender, eran retos divertidos.  Mostrarse sin temor al ridículo.  despreciando actitudes mojigatas sobre el cuerpo y para poner en evidencia inseguridades de los que no se atreven a exhibirse como son.

Trataba de entender el punto de vista de los jóvenes como su hijo. La actitud contestataria y rebelde natural en el encuentro de sí mismo ante seres y contextos complejos. Cambiantes a una velocidad creciente sobre avalanchas de información en tiempo real. Lo cual les permitía enterarse de los sucesos en todo el planeta. Protestas que incluían toda clase de temas. Disgustos y réplicas sobre devastación, abusos, complacencia cínica de algunos por la destrucción justamente de límites en todas las estructuras humanas y de la naturaleza. Un gran cambio estaba no sólo en marcha, sino haciendo crisis de alto impacto para todos. Otra realidad que implicaba readaptarse. La incertidumbre de hacia adonde se encaminaba era la cuestión.

 

La mujer reconoció las inseguridades que en su tiempo encontraron respuesta en buscar las palabras que transformaran a la soledad, el abandono, y la agresión. Representar con palabras esos sentimientos se constituía en un reinicio. Los mismos sentimientos ahora tenían otro lenguaje. Se vivía otra forma de aislamiento. Se experimentaba el abandono. La agresión era cotidiana. Así que confrontar todo esto, estaba   en espera. Posiblemente más pronto de lo que su hijo y sus congéneres evitaban. Pero la confrontación era inminente. límites que desaparecían para volverse en contra de los transgresores.

Reconstruir, rehacer, renacer. Absolutamente válido. Sin embargo, toda estructura existe, por los límites que le dan forma. La hacen suficiente y la distinguen. Ninguna forma se percibe en un vacío. Cuál sería la sustancia para asignarle permanencia. efectivamente son ilimitadas las posibilidades para la creatividad humana. Qué tenían en la mente como una visión que inspira un cambio hacia mejorara todos estos muchachos era lo que a ella le gustaría saber.

Es un hecho que el afecto estructura toda una parte de la mente. Los rituales sociales entre fiestas, juegos, relaciones amigables, reanudan nuevos desarrollos de la percepción.  La pregunta era obligada; Sobre que aspiraciones ellos estarían trabajando. La respuesta de su hijo la había dejado la consigna de entender muy pronto el cómo se recrearía otro ciclo en la continuidad de la vida. Tenían a la misma soledad. El abandono y la agresión que en principio se mezclan con los rituales que los pacifican. Subsisten con la misma fuerza al acecho para confundir a la conciencia. Trastornar los límites. Aleccionar con más crudeza el aprendizaje para tomar el lugar que a cada uno corresponde.

Era muy claro para ella, que había llegado el tiempo de confrontar con mayor inteligencia. Delimitar. Establecer diferencias. Asumir un rol de orientación sobre las bases de la experiencia. Realmente un conocimiento de prueba y error en la mayoría de las veces. a pesar de todo, dispuesto para ayudar a poner límites. Por un compromiso ineludible de coexistencia. Por sobre el desprecio y la arrogancia de los que viven un momento. Sin la percepción de que la suma de esos momentos, se transformarán en la realidad futura para todos.  

La respuesta de su hijo, de los hijos, hombres y mujeres irradiaba una promesa o un desastre: “Nada que me dijeras es insuperable”. Encausar el potencial es poner límites. es necesario para reconocer que hace falta construir. De igual manera se limita lo innecesario. lo que tiene que desaparecer. Esas mentes y esas manos requieren límites para lograr la transformación de cada momento en la realización de los sueños que posiblemente comparten en ese tiempo que dicen no les gusta estar sin hacer nada, pero hablan de cómo hacer todo.  

IDENTIDAD

 Mucho se dice que las grandes crisis, pueden o deben traer grandes cambios. El problema quizás es entender a que se refieren esos cambios y quien tiene que hacerlos para superar los momentos críticos. Muchas veces las personas están dispuestas a hacer lo que se les diga como una manera de mostrar su disposición a cambiar. Pero ahí se enfrenta el primero y definitivo aspecto de la identidad. Esto es; enfocar en un primer lugar, con qué o con quien es, que la persona tiene un vínculo o relación que genere la voluntad de actuar y enfrentar en principio la crisis individual y posiblemente ser capaz, de influir en los cambios que requieran una acción colectiva o de trabajo en equipo.

El tema de con qué o con quien se identifica una persona es complejo de entender. Tiene una gama de contextos y actuaciones relacionadas. Si a la persona se le pregunta: ¿Quién eres? Son muy frecuente las respuestas que se refieren a la actividad laboral que se realiza. Las que la persona percibe que lo identifican con el quien soy, asociado al ser valioso, útil, competente etc. La identidad en el aspecto laboral suele ser tan grande que se observan comportamientos de devaluación de sí mismo cuando se deja un trabajo formal que se ha desempeñado durante mucho tiempo o ha sido un medio de vida para tener ingresos económicos.

Esta identificación tan fuerte con aspectos de habilidades, destrezas, competencia, para ganar un sueldo, y ser productivo, se confunde con el valor y la dignidad de la que cada persona es dueña por el sólo hecho de amarse a sí mismo. No necesariamente relacionado con el salario que obtiene por desempeñar un trabajo. Las crisis que se enfrentan en una situación semejante pueden llegar a nulificar a las personas en función de una creencia  solamente utilitaria. Trascienden del individuo, ampliadas en la sociedad. Son diversas y graves las consecuencias de la identidad de la persona desde tal punto de vista. Gente que pierde las ganas de vivir y sociedades insensibles hacia la propia fuerza que las integra al cerrarles cualquier oportunidad de empleo. Despreciando además muchas cualidades que se hacen con gran creatividad para apoyar en otras áreas aún que no se reciba dinero a cambio. 

Otro aspecto de suma importancia en la identificación que se hace para responder a la cuestión de; ¿Quién eres? Es el papel que se cumple en la familia. Ser padre, madre, hijo(a), hermano (a), y todas las relaciones de parentesco le dan al individuo un rol que cumple para sentirse parte de un grupo fundamental que lo acepta y con quien se identifica. Dentro del cuál realiza un rol o papel de integración que mantiene unidas a las personas sobre la base de vínculos que le dan la seguridad de quien es. No obstante, es muy frecuente que existan desavenencias fuertes entre los integrantes de las familias que provocan crisis de separación, alejamiento, y resentimientos que pueden llegar a desintegrar los lazos que los relacionan, y como consecuencia una supuesta pérdida de identidad.  

Se puede entender que, si el sentido de identidad se finca en relaciones o vínculos temporales, llegará el momento en que se tengan que dejar, cambiar, o romper para que la persona rehaga todo un plan de vida de manera independiente. La transición que se requiere en cualquier caso confronta directamente la pregunta reiterada de Quien soy. Se revisa entonces si el trabajo que ya no se tiene, la pareja que se ha ido, los hijos que ahora sólo vienen de visita, los amigos o compañeros de trabajo que se han alejado o dejado de frecuentar son exclusivamente lo que forma la identidad.

Desde esas perspectivas la pregunta empieza a ser mucho más apremiante. En muchas ocasiones se estará solo. No hay ni actividades remuneradas, ni gente conocida, ni situaciones seguras. Generalmente aun cuando todavía la identidad se asocia con los ambientes de trabajo, familia o sociales, hay momentos en que se reflexiona que las decisiones más allá de esos contextos se tienen que tomar en soledad. Las consecuencias de esas decisiones son también los triunfos o fracasos que nos hacen sentir que estamos solos de una manera positiva. Porque reside en algo que nos sostiene.  Pero no depende de los lazos o vínculos conocidos.

Por lo tanto, cabe la reflexión personal para redefinir en qué o en quien está cimentada la identidad. Que sea permanente. confiable. Independiente de la situación, y de las personas en general.  Una identidad que sea tan igual a uno, para generar sentimientos de tranquilidad, de alegría y constante seguridad en los cambios que se hacen por uno mismo y por los demás.  La respuesta se ha expuesto y  tratado de explicar con:

Infinidad de textos y doctrinas.” Está dentro de ti”

Creencias y pensamientos: “Tú eres quien construye la realidad que vives”.

Retos Personales: “Sólo tú sabes lo que buscas”.

Rituales: “Sólo tú puedes encontrar lo que te anima”.

Podría continuarse el listado. Los Qué; Para qué y cómo, en la intención de encontrar la verdad, persiste como la otra Gran Pregunta. Esa verdad, esquiva ser capturada por unos cuántos y persiste con un significado puramente personal.  Saber;  Querer; Desear;  y cualquier otro concepto para movernos  a la acción de un cambio es lo que se conoce como voluntad propia. No hay de otra. Es eso, y el otro Algo Superior, que se intuye de manera particular.

Sin embargo; Has tenido momentos de calma. Tiempos de celebrar con alegría. Situaciones de tristeza que se convierten en esperanza. Encuentros con la emoción de la felicidad. Seguramente si te lo preguntas, la respuesta es afirmativa e incluye eso que te hace fuerte, te guarda y existe de acuerdo con tu historia de vida.  ése Algo Superior a ti que te mantiene vivo. Lo que te genera bienestar. Que te ha hecho compartir sin distinción. Fuera o dentro de un ambiente laboral. Fuera o dentro de un ambiente de familia. Fuera o dentro de tú mundo con el mundo entero.

Recordar qué, es vital. Si una gran crisis puede ser enfrentada, tiene que ser desde la certeza de tú identidad. Aunado a lo que es significativo para comprender. Quien eres. ¿Quién soy? ¿Quiénes somos?  Los otros puedes ser fracciones que identificas para construir fortalezas. Debe haber algo que los une. Normalmente entre las personas se encuentra en las experiencias de ayuda. en las vivencias de solidaridad para con otros, en las celebraciones de alegría o  conmemoraciones dolorosas, que se comparten de muchas maneras con empatía.

Recuerda qué será, si con la vista de una puesta de sol todos quedan en silencio. Con un acto de bondad se llenan muchas miradas con lágrimas en los ojos. Porqué un abrazo dice tantas cosas. Con un saludo se recobra el sentimiento de compañía. Eso es Algo Superior a cualquier crisis.  toca los corazones de manera similar y genera la compasión que los convoca para unirse. Tus recuerdos  y tú momento actual, son un buen indicador de todo con lo que lo que te identificas y te une a conocidos o  desconocidos. Si llegas al fondo, la respuesta es más clara y grandiosa. Quién eres y para qué has tenido todas esas experiencias puede sugerirte con renovadas fuerzas enfrentar lo que tengas que traspasar directo como la lanza en ristre que derriba murallas para rescatar la joya más preciada encerrada en un castillo. Tú castillo y el reconocimiento de todos lo que lo forman. 

Los sentimientos y experiencias que hermanan en la vida dan cuenta que hay algo en común. Indagar por todos lados, es necesario. Cada persona reconoce lo que le ha sido un beneficio para estar en paz consigo mismo y con los demás. Estar aquí es prueba de que se han superado las propias crisis. Se ha logrado sobrevivir e inclusive se ha podido ayudar a otros. En esa misma semejanza se sabe que hay recursos para encontrar alternativas. Que la identidad con ese Algo Superior, da forma con propios y extraños a los grandes cambios que ya no son opción, ni personal ni en comunidad, para desviar la mirada.

TALLER DE MONSTRUOS

 El salón estaba lleno. Las mesas de trabajo se habían dispuesto para equipos de cuatro participantes.  Se escuchaba un murmullo de voces intranquilas. Las personas estaban expectantes ante la llegada de la instructora. En la hora señalada, entró con mucha energía la miss, maestra, instructora o facilitadora como se le llamaba a la persona a cargo de enseñar el curso. Ella llegó con una simpática sonrisa y un tono amable que hizo el silencio para poner la atención debida.

Muy buenos días participantes de la quinta generación del taller: "¡Cómo crear monstruos!"

Les haré unos señalamientos para poner más claro el objetivo, los alcances y daremos un tiempo para preguntas.

Sean bienvenidos. La primera aclaración es que es un taller Express. Dado que es sencillo entender el proceso para la fabricación y desarme de los monstruos. Sé que habrá preguntas y reacciones sobre la sencillez.  quizás esas preguntas y reacciones son lo más importante de escuchar y observar para todos los equipos. Así que tendremos tolerancia para cada uno de nosotros. Me incluyo porque es sabido que cuando hay cierta habilidad en el tema se exige un ritmo de aprendizaje, que no siempre se puede alcanzar en todos los participantes por igual.  

Aunque es pronto para saber cómo se comportará esta generación, les diré que el uso que hagan de lo que aquí aprenderán es responsabilidad absolutamente personal. La escuela sólo se ha dedicado a poner en sus manos las técnicas. En dónde o para qué apliquen lo que se les mostrará es, insisto, responsabilidad de cada uno de ustedes.

La instructora observó los rostros de su audiencia y comenzó.

Han visto alguna vez un programa en donde en una clase la maestra propuso a los alumnos un experimento para dar a conocer el cómo es que a las personas se les puede hacer dudar hasta de sus propias convicciones?  unos cuántos asintieron. Pero la mayoría lo desconocía. Ella continuó: 

Resulta que, un alumno tenía la costumbre de llegar siempre tarde a la clase. Así que la maestra le mostró al grupo una cartulina de color verde.  Acordaron decir todos, que la cartulina era roja. ella haría la pregunta a varios de la clase. cada uno contestaría que era roja. 

Cuando el alumno impuntual entró, fingieron que estaban en una dinámica de aprendizaje normal. La maestra en un momento dado, tomó calmadamente de encima del escritorio la cartulina verde y empezó a preguntar: ¿De qué color es este papel? Un primer alumno contestó: Rojo.  La siguiente pregunta se hizo a otro alumno que también contestó: Rojo. Así cuestionó un par de veces más, hasta que llegó el turno del alumno que había llegado tarde. La pregunta nuevamente se escuchó: ¿De qué color es esta cartulina? El muchacho había oído cada vez, que sus compañeros contestaban que era Roja. Pero cada vez, él había hecho un gesto de sorpresa, frunciendo el ceño, levantando las cejas, tocándose la cabeza. cuando le tocó el turno de contestar por fin pronunció: Es Roja.

Todo el grupo externó una gran carcajada. Entre gestos de júbilo y sorpresa.  El muchacho se quedó en silencio confundido y viendo a todos muy extrañado.

El observar este ejemplo tiene grandes impactos en la conducta colectiva e individual. La presión de grupo influye muy fuerte para hacerte ceder, dudar, y cometer errores. Seguro tú imaginaste la escena conforme la fui relatando. Si fuera de manera escrita, en tú mente al leer entre líneas le asignas una interpretación. Como la descripción es “guiada” pudiste ver y posiblemente sentir todo lo que sucedió.

Con esa misma facilidad se pueden construir monstruos y hacer creer en ellos. Se puede configurar cada parte y luego transmitir la idea a una persona, a toda una comunidad, o a todo el mundo. Siempre habrá quienes duden, de lo que están viendo. De lo que saben, de lo que piensan, hasta de quienes son.

Además, se puede poner una cortina como pantalla. Les ha tocado ver trucos o inclusive juegos en dónde se miran las sombres que detrás del velo parecen más grandes y cambian de forma para representar imágenes de todo tipo y contar historias. Se perciben en blanco y negro. Se mueven y aún sin sonido llevan a la mente a formar una propia interpretación que se convierte en una maravilla o en un cuento de terror. Es fantástico. Es irreal. Pero ahí está. En la mente de cada observador.

 La instructora continuó; Al final, ¿qué les sugiere todo esto? Se puede construir un monstruo para amedrentar, generar miedo, hacer dudar de lo que se sabe y de lo que se conoce. Vamos a recrear el juego ahora mismo. Pero siempre y cuando se comprometan a poner en orden todo, cuando terminemos. Igual que en un aula de jardín de niños en dónde cada cuál toma un juguete y luego lo lleva a su lugar para que el salón quede limpio y ordenado. ¿De acuerdo?

Empecemos: Qué animal les resulta lindo e inofensivo. Que puede hacerles compañía o servir de ayuda. Inteligente y admirable. Tal vez, un osito panda?

Es una sugerencia, pero tomen el que más les guste. Los participantes fueron en busca del animal de peluche disponible. había muchos para elegir. cada equipo tomó uno. Lo colocaron al centro y se le quedaron viendo con diferentes gestos de aceptación. Oyeron nuevamente la voz de la instructora que decía:  Van a usar su mente para ponerle en lugar de las patas, garras. Unas garras grandes que puedan rasgar y destrozar hasta la piel más dura.  En uno de los grupos alguien levantó sus manos y las tensó para figurar lo que estaba imaginando y los otros imitaron su gesto. agregaron un sonido como el rugir de un felino.

Las indicaciones seguían: -Sus ojos tendrán una mirada terrible. Con un resplandor que espanta. (No faltó el compañero que entornó la mirada para “echar fuego” con sus ojos).  -Ya ha empezado a tomar forma una criatura que tiene en lugar de un pelaje terso y suave, escamas duras y cortantes. Si lo quisieran tocar les lastimaría cada parte de su piel. (Unos rostros comenzaron a mostrar un sentimiento de repulsión y mejor desviaban la mirada de sus compañeros). Ahora vean cómo de repente, empieza a crecer. Tiene el tamaño y la fuerza para derribar puertas y paredes. (se escucharon sillas que se corrieron hacia atrás rechinando con el piso).  Aquí la instructora tuvo que suspender la explicación, porque Catita ya estaba hiperventilando. - Que te sucede?  Catita con la voz entre cortada dijo: ¡Es que eso de que no haya un lugar al que no pueda entrar el monstruo y sea tan grande me aterroriza!  la instructora con paciencia señaló; Pero Catita, solamente estoy dando indicaciones. Tú puedes poner un límite a los poderes de tú monstruo. Piensa en que si las paredes son de azúcar, por ejemplo, el monstruo no la tolera y se acabó. ¿Estamos?

Catita no estaba muy convencida, pero se tranquilizó un poco. La instructora regresó al frente de la clase y continuó:  No hay sitio en dónde a su monstruo le sea difícil entrar. Puede inclusive volar o arrastrarse para escabullirse a todos los rincones. Hizo  una pausa; Si quieren añadir otra cosa, piensen en que sea lo más poderoso,cruel, y salvaje.

Les dejo unos minutos para que afinen entre todos lo que les parezca adecuado.

Un  murmullo de voces inundó el salón. Se discutía sobre el color que debía tener el cuerpo entero o cada parte del monstruo. Otros alegaban que el hocico tuviera dientes enormes o una lengua pegajosa que diera asco. Que debía ser muy ágil y poseer poderes para desaparecer o emitir un sonido sordo y leeeento.  Horacio  cruzó los brazos y bajó la mirada. uno de sus compañeros le preguntó que le pasaba. nada; contestó él. Cómo nada. para qué te hiciste para atrás. -es que no debe dar asco! es mejor que aparente ser inofensivo y en el momento que se le ordene ataque sin piedad al enemigo!. Ora! tu crees que tiene un enemigo? vamos a ponerlo a consideración del grupo. te parece? así nuestro monstruo ganará cualquier batalla!  Va! Horacio quedó muy complacido y se integró a la discusión. 

Terminado el consenso en cada equipo de trabajo, la instructora retomó la palabra.

Pueden ahora ver al animalito de peluche que eligieron. Suponemos que cada grupo eligió por el sentimiento de ternura que les causaba.  Que lo querían como compañía para abrazarlo. Al que les inspiraba confianza y lo cuidaban para estar juntos toda la vida.

Posiblemente no ha quedado rastro de tal criatura.  Ahora enfoquen realmente esa primera visión verdadera.  Revisen al animalito que está en su mesa con todas sus características originales.

Quiten las garras, acerquen sus ojos a su mirada dulce, inocente. Remuevan las escamas punzantes y reconozcan la piel suave hecha para acariciarlo. Retomen su tamaño de un juguete de peluche que se puede cargar y llevar en brazos a todas partes. ponerlo como almohada para acompañarlos en sus sueños. En los grupos aparecieron las miradas dulces y las sonrisas.  la instructora concluyó: 

Cada uno decida si ve a un juguete de peluche lindo y deseable o ve a un monstruo amenazante. Escuchen bien:  Así se da forma o se desarticula cualquier cantidad de pensamientos para construir millones de “realidades” monstruosas. Espero haberme sabido explicar en lo sencillo que resulta hacer creer cualquiera de las dos cosas. Es decir fabricar; Monstruos a pedido.

¡MUCHAS GRACIAS!  Recuerden ahora las indicaciones y pongan todo en orden.

Nota: Se le hará firmar en convenio para que lo que han aprendido sea utilizado para fines lícitos. Nada de andar alborotando gente. Ya probaron cómo la sencillez para transferir el horror falso, puede desequilibrar a su grupo o a ustedes mismos.

¡¡¡¡LES DESEO MUCHO ÉXITO!!!!

LAS LLAVES MÁGICAS

 Había una vez un señor cerrajero que fabricaba llaves a la medida.  Vivía muy feliz realizando su oficio dentro de su misma casa, porque diseñó su espacio para habitación y también para atender su trabajo. Por las mañanas se levantaba temprano para darse un buen baño y luego tomaba un delicioso desayuno. Luego se encaminaba hacia el frente de la fachada y abría la cortina. Para atender a sus clientes, había puesto un escritorio con un aditamento que desplegaba un rollo en la superficie. Ahí pasaban mediante un mecanismo una serie de pinturas. El mobiliario también contaba con una vitrina para exhibir las llaves, y una serie de cajitas labradas con diferentes modelos. El cerrajero podía atender con todo eso, a sus clientes, a quienes además les ofrecía una taza de café.  Le gustaba mucho platicar con ellos. Se interesaba en escuchar algo de su vida para poder darles el mejor servicio.

Cada cierto tiempo decidía mudar su establecimiento. Tenía una cualidad para captar una señal que le indicaba que había en otros lugares personas que necesitaban llaves especiales. Así que de la noche a la mañana empezaba a doblar cada parte de su establecimiento de modo que quedara del tamaño de una maleta. Hacía los dobleces de acuerdo con el medio de transporte que utilizaba. Si la distancia que tenía que recorrer era grande, procuraba que la maleta quedara como el de un equipaje de mano para su asiento en un avión. Si el lugar era cercano viajaba por carretera en autobús. También había navegado en barcos cruzando ríos y lagos. Le encantaba ir en tren. Disfrutaba enormemente el trayecto y admiraba el panorama desde el aire, la tierra o el agua. navegar en el mar para él era fascinante. Era grandioso emprender el viaje y saber que sus llaves eran de gran utilidad, además de tener diseños muy hermosos, que él mismo imaginaba para complacer al futuro dueño.

Cuando llegaba a su destino se dirigía hacia el lugar en que se establecería y comenzaba a desdoblar la maleta, hasta que tomaba la forma de la cerrajería. Entraba y en su casa se tomaba un descanso para comer y preparar lo necesario para abrir por la mañana. Su anuncio en la fachada era muy peculiar. En el rótulo de su publicidad se leía: “Se hacen llaves a la medida a cambio de depositar un deseo”. La leyenda era tan atractiva que las personas llegaban para preguntar cómo era eso de tener una llave a cambio. Otras personas solamente entraban para ordenar un duplicado o sacar una llave nueva pero no ponían atención en el anuncio. Pagaban con dinero el costo y se iban.  

Al cerrajero le emocionaba cuando alguien se interesaba en tener una llave y poder formular un deseo. Generalmente eran personas que les ilusionaban cosas muy alegres como poder viajar por el mundo. Había otras que llegaban preocupadas y anhelaban la cura para algún padecimiento. La gente que se fijaba bien en el letrero tenía un montón de cosas que deseaban.  Así que el cerrajero con calma preguntaba qué tipo de llave necesitaban. Los conducía para que eligieran el diseño que más les gustara. los llevaba hacia las cajitas que tenían grabada la forma que habían seleccionado. Los animaba para que se quedaran un ratito en silencio y formularan su deseo en la mente. Les decía que cuando lo tuvieran claro se tocaran la frente con las manos y capturaran el deseo para depositarlo en la cajita que tuviera el diseño de su llave.    

Les indicaba que esperaran un poco mientras él fabricaba la llave que habían elegido. Les invitaba a sentarse en la silla del escritorio, sobre el cuál, estaba el lienzo que cambiaba constantemente las pinturas y podían admirar las que quisieran.  Eran de muy diferentes temas. realizadas como acuarelas o con aceite. También ponía a su disposición materiales para que se convirtieran en pintores, por el momento en que esperaban. El mecanismo que hacía girar el lienzo se detenía cuando aparecía un espacio en blanco que podían aprovechar. El cerrajero se retiraba para hacer su trabajo. Regresaba cuando el cliente estaba listo y le entregaba en una bolsita las llaves.

Cada día llegaban nuevas personas, y en el tiempo que la cerrajería estaba abierta se multiplicaban las ganancias para el cerrajero y para todos sus clientes. Un día ya a la hora en que había cerrado, el cerrajero recibió una llamada por teléfono. Era una amiga muy querida que se encontraba en un continente muy lejano. Ella vivía sola desde hacía mucho tiempo. Su pareja había fallecido, y ella se retiró un poco para reconstruir su vida. Comunicarse con su amigo el cerrajero era un gusto porque podía platicar sus recuerdos con toda confianza. Desde la maravillosa vida en pareja, hasta los disgustos que por lo regular terminaban en reencuentros, pasando por episodios muy graciosos entre que se distanciaban para volver y continuar unidos. En esta ocasión su amiga tenía que contarle un encuentro sorpresivo.

Le recordó que cuando ella necesitó unas llaves acudió a la cerrajería. El modelo que tomó era el más bonito según su gusto. Lo había necesitado para abrir la puerta principal de su casa, que había permanecido cerrada desde que estaba sola. también se acordó de que había perdido el duplicado y la puerta quedó bloqueada. Pero como no ocupaba mucho esa salida no le pareció importante abrirla y pensó que por seguridad la dejaría así, ya que tenía otro acceso. No importaba que tuviera que caminar un poco más o salir por un callejón lateral. Sin embargo, cada vez que no podía abrir, lamentaba que no podía ver el jardín con flores que cultivaba y tenían tantos colores que le alegraban el día. esa vista le hacía falta. estaba justo enfrente de la puerta principal. se decía que era mejor ir a que le fabricara la otra llave, pero dejó pasar el tiempo. El cerrajero recordaba bien todo eso.  También que ella había perdido la segunda llave que si no se ponía junto a la original, no funcionaba el cerrojo para abrir. Total, que le preguntó cuál era el gran acontecimiento.

La amiga le contó que el día anterior, escuchó a alguien tocar a su puerta. Afortunadamente tenía la llave que él le había fabricado, pero se dio cuenta que faltaba el duplicado, y no pudo abrir. Recordó el deseo que había depositado en la cajita, y la volvió al presente el llamado al otro lado de la puerta. sonaba presuroso. Preguntó quién era y qué se le ofrecía. Era un hombre que estaba solicitando le permitiera hacer una llamada porque su celular se había averiado y era urgente localizar ayuda para un asunto muy importante que tenía entre las manos. La mujer se compadeció por el tono de la voz. Le indicó que tenía que dar la vuelta para que pudiera entrar. El señor le agradeció y se apresuró para hacer la llamada. Ella Lo escuchó decir que nuevamente estaba desorientado. Que no encontraba la dirección a la que lo habían enviado. Para colmo su teléfono se había descompuesto, y sólo por la amabilidad de una señora estaba ahora reportando lo que le sucedía.

La señora no se enteró de la respuesta que le habrían dado. pero cuando vio que colgaba el teléfono, le ofreció un vaso con agua. Se veía que el hombre estaba angustiado. Hacía movimientos negativos con su cabeza y sus manos se entrecruzaban con nerviosismo. Pero le agradeció su gesto de confianza y se dirigió a la puerta para retirarse. Ella le dijo que sin querer había escuchado algo de su conversación. Que si necesitaba volver para hacer otra llamada no tenía inconveniente. Lo reconoció como su vecino. Un hombre que salía cada mañana lo mejor que podía arreglarse según ella lo veía, para ir a un lugar desconocido. pero que puntualmente regresaba cada tarde. Encendía la luz de su pórtico y cerraba la puerta. Al otro día se repetía la rutina, que para nadie era interesante.

El acontecimiento que me anima continuó a platicar la amiga, es que cuando el hombre se marchó, cerró la puerta del callejón. cuando intenté abrir una mañana la llave no servía. nuevamente escuché que el hombre tocaba en la puerta. le dije que las cerraduras de ambas puertas estaban atoradas.  Él me contestó que el día que le permití hacer la llamada, al alejarse, había encontrado por el frente de mi casa, una llave muy curiosa. que la levantó del pasto y la guardó. Era tan bonita que le extrañó que estuviera tirada en la orilla de una de las losas del caminito del acceso principal de la casa. Me pidió que le permitiera intentar abrir la puerta. Que tal vez se destrabara la cerradura.

El caso es que vino esta mañana. el intento no resultó. Pero de acuerdo con lo que me dijiste cuando hice la orden para mis llaves, te pido que liberes el deseo que deposité en la cajita. ¡Estoy segura de que he encontrado la llave original! Tú puedes disponer ahora de la cajita para que alguien más la ocupe en su momento, y deposite en su interior un deseo a cambio de sus llaves.

Como me advertiste, la llave solamente de un lado de la puerta no funcionaba. tendría que ser encontrada o yo volver a hacer el pedido para la llave original. Me encerré a medias. Pero cuando me dí cuenta de que estaba atrapada preferí  probar la llave de la puerta principal. Me alegra mucho, le contestó el cerrajero. Ya voy a liberar el deseo de la caja que era tuya. Como ves ha sido temporal que no te interesara salir directo por la puerta de enfrente. Ten la seguridad de que lo que hayas puesto en resguardo se cumplirá tan pronto las dos llaves entren en contacto desde ambos lados de la puerta.

Nota: Sí. Como te podrás imaginar, las dos llaves coincidieron y la puerta estaba libre. Si la amiga inició una amistad, renovó su conversación, saboreó los desayunos y comidas con pláticas alegres. tomó paseos apacibles con agradable compañía, se desconoce.

Lo que sí se supo es, que, entre ella y el cerrajero, confabularon para decir a los clientes que disfrutaran lo que tuvieran al alcance en cada momento. Sin quejas, y recordando el deseo que hubieran depositado. Si una de sus llaves se perdía el momento de liberar su deseo había llegado. Acordaron que cambiara la leyenda del letrero para anunciar: “Se fabrican llaves mágicas para quien quiera creer que existen. Su costo es un deseo que se deposita en una cajita personalizada”.

JUEGO DE LUCES

 El ambiente se tornó expectante. Nadie se atrevió a hacer ni un ruido. Ni un comentario. La persona que guiaba la experiencia giró y se acercó lentamente a una especie de bóveda. La puerta estaba cerrada. él la abrió con cuidado, pero sin problema alguno. Caminó unos pasos para acercarse a una repisa que sostenía una caja muy peculiar. Se notaba que era de un material suave, ligero y muy flexible. Tenía una forma rectangular y estaba dividida por fragmentos separados, pero unidos entre sí. daba la impresión de ser un pequeño contenedor con una serie de rayos internos que se interconectaban hacia toda la superficie y linderos dentro de aquella forma aparentemente sólida pero que podía irradiar hacia afuera un rayo de luz en cualquier momento.

El guía colocó con un ademán de alegría y satisfacción el rectángulo sobre una mesa de cristal. Lo contempló verdaderamente arrobado. Nos dijo que a pesar de ser millones de estas formas que estaban bajo su resguardo cada una le producía una gran satisfacción. Un sentimiento total de entusiasmo cuando como en esta ocasión la podía poner a la vista y compartir todo el misterio que contenía en el centro. Un destello que nunca se agotaba.  Cada uno de los que estábamos en el recinto fijamos nuestra atención en encontrar el único destello, pero se entrecruzaban infinidad de rayos desde el primer segmento hasta el último con una velocidad alucinante.

Fijar la vista sobre un solo blanco resultaba complicado. Sin embargo, fue un impacto observar el cómo empezó a sentirse la respiración de los presentes individualmente acompasada con sólo uno de los segmentos que le permitió ver con más detalle lo que ahí sucedía.

Los que fijaron su atención en un primer momento identificaron de inmediato un llamado demandante para atender cualquier movimiento en el centro del contenedor. Parecía una pequeña fogata que ardía apacible y se presentaba ahora justo en medio de un entorno personalizado. Realmente los animó reconocer espacios conocidos. seguir con su respiración y la mirada puesta en las flamas que se elevaban o descendían con mucha calma. Al parecer solamente necesitaban pensar en proveer combustible para que se mantuviera vivo el fuego. Ahí se quedaron inmóviles con sus propios pensamientos.

Los que fueron atraídos hacia un segundo sector tenían ante sus ojos ya no, la fogata, sino un rayo más grande. Se iluminaba intermitente cada vez que su atención les invitaba a aportar de su propia curiosidad más brillo. El destello devolvía reflejos a cada uno. les permitían generar mayor alcance y tocar las paredes aparentes en la forma completa. Así que se podían como asomar hacia los siguientes segmentos y divisar sin mucha claridad, pero con la certeza de que había más adelante otros campos iluminados en donde los destellos eran más grandiosos.

Si alguien hubiera estado como en un observatorio circular mirando desde arriba lo que a cada persona le llamó la atención, podría unirse a la sensación que transmitían los rostros con la fascinación al identificar las reacciones de admiración. Los haces de luz realzaban la belleza que todo el conjunto de luces irradiaba desde diferentes partes, pero dentro del mismo contenedor puesto para que todos lo exploraran juntos. Surgía la compasión hacia la sencillez que se devolvía con un reflejo de distinta intensidad según los ojos que lo contemplaban. Las once secciones que conformaban el rectángulo ahora eran fragmentos con un significado particular. La maravilla era que todo estaba dispuesto para mostrar con detalle lo que cada uno quería intercambiar con esos rayos para cruzar y ver más de cerca lo que le interesara.

El conjunto formó una nube de pensamientos. Dentro de la cual los relámpagos tenían la intensidad que les confería el entusiasmo por transitar de un lado a otro de los segmentos a su disposición. De pronto alguien se quedó con los ojos cerrados. Su semblante se tornó pálido y su respiración era entrecortada. El guía se acercó de inmediato para preguntar que le sucedía. El hombre abrió los ojos y empezó a relatar que se había descubierto con muchas dudas. Que si aquello era un juego su impresión al transitarlo era muy real. Le angustió haber dejado etapas en dónde pudo haber tocado muchos fragmentos. Pero no encontraba los límites que le orientaran para regresar a donde se sentía seguro. La sensación de vacío fue tal, que se atemorizó. Al grado de no querer continuar. Se reprochó que aun sabiendo que los destellos se originaban de una fuente inagotable él podía quedarse a obscuras. Se sintió paralizado. Nadie le prestaba atención. Así que decidió cerrar los ojos.

¿Sabes? Le dijo el guía sentándose a su lado. Es muy frecuente que suceda lo que te ha pasado a ti. Saber y no saber al mismo tiempo se presenta como un gran conflicto que requiere hacer un alto. Tú reacción es comprensible. Lo que sentiste al final es la constante duda e incertidumbre sobre lo que, a pesar de que se lo está viviendo, reta a los sentidos para adentrarse a otras realidades desconocidas pero presentes. Además, decirte que son desconocidas no es quizás un término correcto. Tú sabes que existe algo que va más allá de las limitaciones de lo que conoces, pero existe.  

Cuando has tenido la oportunidad de participar en una vivencia como la que se puso a tu alcance puedes internarte en cada fragmento y a la vez recorrer desde el principio hasta el final guiado por el mismo destello de la fogata que siempre está viva. Desde algunos lugares parece ser más tenue. En otros resplandece. Pero siempre está. Lo increíble es que a veces se tenga la sensación de que se ha perdido. Te sientas desvalido y sucumbas al miedo. Pero te aseguro que, si quieres regresar para continuar observando, tus ojos te guiarán hacia el destello con el cual te sientas tranquilo y te permitía ver con claridad.

El hombre dijo que prefería por lo pronto no regresar. El impacto que le causó sentirse presente y ausente al mismo tiempo fue de total confusión. El guía con tono suave le preguntó: Podrías contarme, ¿qué te causó tanto miedo?  Todavía con los ojos cerrados él trató de hilar una respuesta. pausadamente dijo; La sensación de ser muchos seres. Todos los que estaban conmigo tenían rasgos parecidos. Me reconocí en algunos pero no pude aceptarlo. Como si al transitar en una sección del rectángulo se reviviera una parte de mi memoria con una cara de mil formas. En la cuál los recuerdos por crecer y explorar otras partes me llevaran de inmediato a lo que quería sin darme tiempo de ubicarme porque seguía con el afán de avanzar hasta llegar a todas las partes de la pieza que nos habías puesto enfrente para explorar. Sentí que podía apropiarme de toda la visión, pero se interponían los haces de luz para los otros y no podía separarlos para dejarme el camino libre. Creo que ese fue el momento en que se obscureció mi propio brillo.

El guía con paciencia preguntó: ¿Se te ocurrió que podías ver por el reflejo de otro rayo, para retomar tu recorrido? No. respondió el hombre. Creí que el tiempo era apremiante y si me detenía por algún otro no llegaría a dónde yo quería. Para mi sorpresa aquí estoy desconcertado y los otros siguen su experiencia con todo a su favor. Así es. Continuó el guía. Inclusive ahora que has dejado tu sitio alguien más se ha integrado al juego. Si embargo puedes conservar la imagen de la fogata incandescente que sigue para orientar el brillo que al inicio iluminó el rayo que tomaste. nadie más podrá hacerlo. 

Me siento decepcionado, dijo en voz baja el hombre. Sabía que fui invitado en contraste con muchos otros que anhelaban participar de esta aventura. La terminé cerrando los ojos ante el temor. Salí como   arrastrado por algo que en verdad no era mío. Me expulsé de mí mismo en un momento de confusión. Lamento que si el nombre de “Juego de luces” se convirtió en un gran deseo para estar presente, el fantástico número de rayos que aquí se manifestaron me deslumbró.No lo acabo de entender. 

 Con profunda tristeza, para concluir, el hombre le dijo al guía: Voy a confiarte algo antes de que tengas que dar por terminado el juego. Entré a la bóveda, pensando que no todos de los que habías convocado apreciarían la experiencia. Me interesó conocerte para poder contar luego de mi experiencia que tú pusiste especial cuidado al guiarme, pero que mi fuerza era la que provocaba el ritmo que el juego tomaría. El brillo que quise alcanzar antes que todos, deseaba que superara al de cualquier otro. Mi mente deformó la visión que contemplaba. Escuché distorsionadas los sonidos que pudieron ser tranquilizantes. Sin querer mi boca emitió palabras sin sentido y el corazón ya no pudo latir al ritmo de la armonía de todas las luces. Al final, la trama de luces se convirtió en una red fría que inmovilizó mis expectativas.

 

 

 

SEGUNDA OPORTUNIDAD

 Desconozco cuántas oportunidades se me han dado. Pero el estar ahora contigo es prueba de que las he tenido. A veces yo mismo las he pedido. Desde un fondo de tristeza o desde una necesidad de creer en que todo puede ser mejor. En otras ocasiones ni me he dado cuenta, pero me ha tocado la posibilidad de continuar y saber que hay alternativas. Llegan mensajes que se han formulado de muchas maneras para que se tome la segunda oportunidad lo antes posible. Alguien resume una idea y entiendes que significa tener un nuevo chance. Conoces a una persona que con su historia de vida conmueve tus sentimientos y recapacitas sobre tu propia historia. Enfrentas situaciones al parecer inexplicables, que al final reconoces fueron consecuencias de tus decisiones en algún momento clave. En un instante se revela que ha sido una nueva oportunidad y con asombro se agradece en silencio.

Es sabido que la búsqueda que cada uno emprende en esta vida es un asunto personal. Responder ante los retos que uno mismo se ha planteado trae consigo el encontrar las soluciones. Algunas personas consideran que nada de lo que les sucede es responsabilidad propia. Desgastan su energía en encontrar culpables en cada tarea que no terminan. En las metas que no alcanzan, en los conflictos de los cuales no salen y se repiten. desperdician sus talentos en configurar pretextos para justificar que nada pueden hacer por propia iniciativa.

Hace poco leí que: “Todos somos genios. Pero si juzgas a un pez por su capacidad de trepar árboles, vivirá toda su vida pensando que es inútil” -Albert Einstein-

¿Te imaginas a un pez que se siente incompetente para vivir en el agua? O peor aún que ignorando qué son los árboles, se hace ideas equivocadas sobre qué es trepar y desperdicia sus cualidades únicas para aprovechar lo que sí conoce, tiene a su alcance y le daría una vida plena.

En la frase que te comento, se pueden encontrar muchos puntos de vista respecto a las segundas, terceras, y miles de oportunidades. Si te das cuenta o no, siguen en espera de que las solicites o las reconozcas porque al parecer están disponibles.

Imagina un cuento corto sobre el pez que acepta una sentencia de incapacidad.  Sus problemas empezarán cuando se sienta inútil. Ajeno a su medio. Será lamentable que desperdicie sus características únicas y perfectas para vivir en el agua. Tendría que darse cuenta de que, así como es, posee todo lo necesario para hacer una vida completa. en armonía con su ambiente, y todo lo que se le ocurriera al saberse dueño de su mundo. Pero; Como en todos los cuentos sucede, si el pez carece de conciencia de sí mismo, de pronto ve algo que le llama la atención. Un objeto reluciente, puntiagudo, con un sebo apetitoso, y no sabe que es un anzuelo. Su final es simple. ni se dará cuenta que va al encuentro de su muerte.  Él no tiene más que una oportunidad. su existir es un asunto básico de supervivencia. Pero no tiene la segunda oportunidad para reflexionar si muerde o no. si será atrapado o se alejará de la aparente buena presa. 

Ahora cambiemos el panorama. Existe una gran diferencia si el cuento se refiere a la vida de una persona. Su ambiente comprende a todos los ambientes. Sus cualidades le permiten interactuar con toda clase de medios y organismos.  Reconoce todas esas diferencias lo cual es determinante en su acción. 

Un aspecto fundamental de su conciencia es que; La persona puede elegir. Eso significa que su vida es una posibilidad infinita de oportunidades. En muchos casos es abrumador saber que tienes la responsabilidad de decidir lo que quieres hacer y más aceptar las consecuencias. Es frecuente encontrar quejas, reclamos, disgustos ante todo tipo de situaciones, individuos o grupos por cualquier cosa que difiera de la percepción particular. Se pasa desapercibido que toda inconformidad sucede bajo la influencia de las emociones. Por eso es muy interesante anotar la siguiente afirmación: “El ser humano no es un ser que piensa. es un ser que siente”.  

Mucho se ha escrito sobre este supuesto. El manejo de las emociones inclusive ha sido un tema prioritario sobre el control de la mente. Pero, además, lo emocional, y la mente humana, son insuficientes para abarcar lo que en múltiples místicas va más allá del conocimiento que permiten los cinco sentidos. Se entiende que hay otra área que supera las limitaciones de lo material y existe para alentar la segunda oportunidad de acuerdo con una infinidad de significados.

El ser humano, hombre, mujer, como escuche una vez, es UNA POSIBILIDAD. Tiene cualidades que en principio le dan la capacidad de generar relaciones sociales para construir hogares y no sólo casas. Apreciar a una pareja y no solamente reproducirse. Realizar una diversidad de aspiraciones que transforman sus instintos en comportamientos superiores de amor hacia sí mismo y a sus semejantes. Un significado usualmente aceptado en general para un sentimiento de empatía amorosa,  que hasta se le concede el poder de transformar al individuo y al mundo.

Sin embargo, al parecer tenemos que retornar constantemente a observar a las emociones que perturban con mayores conflictos a los individuos y a sus colectivos sociales en todas las actividades que se han inventado para la convivencia. Sobre todo, enfocando la conducta particular.

¿Qué emoción puede estar encubierta cuándo se hace, o deja de hacer, algo? Vale mucho la pena detenerse para observar lo que piensas. Particularmente desde que emoción lo sientes. Es decir; Lo que te hace actuar normalmente tiene su origen en una emoción. Darte cuenta por ejemplo, si cuando ofreces ayuda es para recibir reconocimiento. Si lo que te mueve es ser sensible hacia las necesidades de otros. Si lo que necesitas es sentirte aceptado. Tal vez te interese sobresalir como un líder para encubrir alguna debilidad. Cualquier conducta que después resulta contraproducente es importante de localizar. Inclusive si se logra lo planeado, si se obtiene lo que se quiere en buenos términos es muy útil para reafirmar algún comportamiento positivo.

Todo lo anterior viene a cuento especialmente en momentos en donde se perciben situaciones críticas que si no se reconstruyen desde un fondo consciente precipitan un descrédito mayor para realizar cambios apremiantes. No solamente para los individuos sino para la sociedad en general.

Cada vez que alguien es indolente hacia sí mismo y hacia los demás se pierde la confianza entre  las personas. Se insensibiliza hacia el cuidado del mundo que es para todos. Transcribo lo que me han compartido al respecto. se percibe y es de suma importancia reconsiderar:

“Actitudes de la persona que miente con descaro y defiende o practica en forma deshonesta algo que merece general desaprobación.  La creación de un mundo dónde la decadencia es irreversible. “

Las segundas o terceras o “N” oportunidades se piden o se conceden como se dijo al inicio con las emociones coherentes en la acción. Las transiciones son posibles y necesarias para evolucionar. El reto constante es dominar sobre las emociones fragmentadas, dispersas, y sin límites.

El cuento del pez no involucra a las emociones. Tampoco lo asombroso de la tecnología como un ente que sigue triunfando sobre el dominio de lo físico, sin emociones,  para mantener la integridad de sus sistemas. Un equipo electrónico se reinicia para restablecer su funcionalidad. Los dispositivos de geolocalización recalculan la ruta para facilitar el tránsito hacia la meta. La inteligencia artificial está al servicio de la adaptación más ágil para intervenir con mejores soluciones.

¿La humanidad emocional, será el impedimento para aprovechar las segundas oportunidades que otros mecanismos ya se conceden por sí mismos? Considero que vale la pena hacer la pregunta para que la respuesta quede a cargo por sobre las emociones tóxicas, destructivas, o cínicas que hemos compartido ahora mismo. El retomar las ideas es un buen ejercicio de conciencia para lo cual los otros organismos es algo totalmente inalcanzable. Habría que aprovecharlo. no importa en el número de oportunidad que estemos para apropiarnos de lo que nos distingue para preservar no sólo unos cuantos medios de supervivencia sino el todo que nos conforma.