ILIMITADO

 

La respuesta que le dio el muchacho de 16 años a su madre, la dejó “sin palabras”.

Ella le había pedido que no saliera de casa. Que estaba a punto de llover y era tarde. podría mejor leer un poco. escucho perpleja la respuesta:  -no me gusta estar sin hacer algo. Prefiero salir y ver que hay con mis amigas y amigos- Dime si hay algo que de verdad pueda ser un impedimento para salir. ¿La lluvia? ¿La tarde? Nada que me dijeras es insuperable. - La mamá entró en conflicto con lo que ella misma había dicho sobre vencer cualquier obstáculo cuándo uno decide hacer algo. Su hijo ahora estaba aplicando sus enseñanzas. Pero qué pasaba con su autoridad de madre o del padre, para poner límites en situaciones que requerían decidir sobre no sólo pasar el rato y entretenerse. Elegir hacer actividades para ganar en conocimientos o habilidades. pasar el tiempo con distracciones, ¿sería una manera de fincar una vida en otros aspectos?

Ella no tuvo las palabras para detener a su hijo en ese momento. Recordó cómo en una reunión lo escuchó platicar con su grupo de amistades sobre los valores. La mayoría había dicho que los valores eran relativos. Los adultos alegaban cosas sin sentido para ellos. Su realidad entre sistemas de tecnología se guiaba por gente que se dedicaba a subir contenidos en innumerables plataformas que les llenaban de toda clase de información. Cada vez más la vista de imágenes con un mínimo de palabras era lo usual. El vocabulario era escaso. Muchas veces solamente para decir chistes, hacer burla de situaciones o de personas, con repetición de insultos que se habían vuelto aceptables como parte de la descripción de su mundo, y de su propio discurso.

Era verdad que quizás los adultos o a la gente que a ellos ahora les parecían viejos, a partir de los 35 años, todavía escucharon que; “Los límites de mi lenguaje, son los límites de mi mundo”. Para ella y otras generaciones el significado de esa frase era algo de tomarse en cuenta.  El mensaje lo escuchaban constantemente. a veces fue una exigencia en su educación para ampliar el vocabulario. Intentar conformar significados. hacerse entender y poder describir una serie de contextos. Ser capaces de platicar sobre sentimientos, experiencias, ideas. Dar vida a la imaginación con un vocabulario amplio. Con todo lo cuál tendrían una gran ventaja. Puesto que alguien que logra darse a entender puede compartir significados para fines empresariales, de negocios, en el arte, en la ciencia, en la sociedad a cargo de actividades de beneficio colectivo y cualquier otra meta. 

 La mamá se había quedado callada. Sintió un asombro que la inquietaba. En la actualidad, los correctores en los dispositivos se hacían cargo de arreglar lo que se escribía. Era común hablar con mensajes de voz muy fáciles de utilizar al oprimir un iconito y soltarlo. Cualquier falta era justificable por un “error de dedo”. Como un acuerdo generalizado, se entendía lo que se quería decir. Nadie se ocupaba de cosas insignificantes. Pero no saber nombrar el entorno e interactuar con palabras era una señal de advertencia. entender otros aspectos de la vida, que a su propio hijo le tomarían por sorpresa con su actitud despreocupada. en principio no tener límites le daban la seguridad. Pero los retos; Se daría cuenta, van más allá de imitar a otros y sentirse a gusto con la aceptación de un grupo.

En su mente ella descubrió otra advertencia que tendría que hacerle. La palabra “reto” se había vuelto muy utilizada para proponer hacer toda clase de actuaciones sin sentido. Algunas llevaban a arriesgar la vida con el único afán de ser populares. No obstante que muchos de los que los realizaban declaraban que no les interesaba la fama. Ni el qué dirán de sus conocidos. Mucho menos respondían a un asunto de creencias establecidas. impuestas por la fuerza de la costumbre.  En su entender, eran retos divertidos.  Mostrarse sin temor al ridículo.  despreciando actitudes mojigatas sobre el cuerpo y para poner en evidencia inseguridades de los que no se atreven a exhibirse como son.

Trataba de entender el punto de vista de los jóvenes como su hijo. La actitud contestataria y rebelde natural en el encuentro de sí mismo ante seres y contextos complejos. Cambiantes a una velocidad creciente sobre avalanchas de información en tiempo real. Lo cual les permitía enterarse de los sucesos en todo el planeta. Protestas que incluían toda clase de temas. Disgustos y réplicas sobre devastación, abusos, complacencia cínica de algunos por la destrucción justamente de límites en todas las estructuras humanas y de la naturaleza. Un gran cambio estaba no sólo en marcha, sino haciendo crisis de alto impacto para todos. Otra realidad que implicaba readaptarse. La incertidumbre de hacia adonde se encaminaba era la cuestión.

 

La mujer reconoció las inseguridades que en su tiempo encontraron respuesta en buscar las palabras que transformaran a la soledad, el abandono, y la agresión. Representar con palabras esos sentimientos se constituía en un reinicio. Los mismos sentimientos ahora tenían otro lenguaje. Se vivía otra forma de aislamiento. Se experimentaba el abandono. La agresión era cotidiana. Así que confrontar todo esto, estaba   en espera. Posiblemente más pronto de lo que su hijo y sus congéneres evitaban. Pero la confrontación era inminente. límites que desaparecían para volverse en contra de los transgresores.

Reconstruir, rehacer, renacer. Absolutamente válido. Sin embargo, toda estructura existe, por los límites que le dan forma. La hacen suficiente y la distinguen. Ninguna forma se percibe en un vacío. Cuál sería la sustancia para asignarle permanencia. efectivamente son ilimitadas las posibilidades para la creatividad humana. Qué tenían en la mente como una visión que inspira un cambio hacia mejorara todos estos muchachos era lo que a ella le gustaría saber.

Es un hecho que el afecto estructura toda una parte de la mente. Los rituales sociales entre fiestas, juegos, relaciones amigables, reanudan nuevos desarrollos de la percepción.  La pregunta era obligada; Sobre que aspiraciones ellos estarían trabajando. La respuesta de su hijo la había dejado la consigna de entender muy pronto el cómo se recrearía otro ciclo en la continuidad de la vida. Tenían a la misma soledad. El abandono y la agresión que en principio se mezclan con los rituales que los pacifican. Subsisten con la misma fuerza al acecho para confundir a la conciencia. Trastornar los límites. Aleccionar con más crudeza el aprendizaje para tomar el lugar que a cada uno corresponde.

Era muy claro para ella, que había llegado el tiempo de confrontar con mayor inteligencia. Delimitar. Establecer diferencias. Asumir un rol de orientación sobre las bases de la experiencia. Realmente un conocimiento de prueba y error en la mayoría de las veces. a pesar de todo, dispuesto para ayudar a poner límites. Por un compromiso ineludible de coexistencia. Por sobre el desprecio y la arrogancia de los que viven un momento. Sin la percepción de que la suma de esos momentos, se transformarán en la realidad futura para todos.  

La respuesta de su hijo, de los hijos, hombres y mujeres irradiaba una promesa o un desastre: “Nada que me dijeras es insuperable”. Encausar el potencial es poner límites. es necesario para reconocer que hace falta construir. De igual manera se limita lo innecesario. lo que tiene que desaparecer. Esas mentes y esas manos requieren límites para lograr la transformación de cada momento en la realización de los sueños que posiblemente comparten en ese tiempo que dicen no les gusta estar sin hacer nada, pero hablan de cómo hacer todo.  

1 comentario:

  1. "Encausar el potencial es poner límites"

    ¡Bravo por esas palabras!

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