El salón estaba lleno. Las mesas de trabajo se habían dispuesto para equipos de cuatro participantes. Se escuchaba un murmullo de voces intranquilas. Las personas estaban expectantes ante la llegada de la instructora. En la hora señalada, entró con mucha energía la miss, maestra, instructora o facilitadora como se le llamaba a la persona a cargo de enseñar el curso. Ella llegó con una simpática sonrisa y un tono amable que hizo el silencio para poner la atención debida.
Muy buenos días participantes de la quinta generación del taller: "¡Cómo crear monstruos!"
Les haré unos señalamientos para poner más claro el objetivo, los alcances y daremos un tiempo para preguntas.
Sean bienvenidos. La primera aclaración es
que es un taller Express. Dado que es sencillo entender el proceso para la
fabricación y desarme de los monstruos. Sé que habrá preguntas y reacciones sobre la sencillez. quizás esas preguntas y reacciones son lo más importante de escuchar y observar para todos los
equipos. Así que tendremos tolerancia para cada uno de nosotros. Me incluyo
porque es sabido que cuando hay cierta habilidad en el tema se exige un ritmo
de aprendizaje, que no siempre se puede alcanzar en todos los participantes
por igual.
Aunque es pronto para saber cómo se
comportará esta generación, les diré que el uso que hagan de lo que aquí aprenderán
es responsabilidad absolutamente personal. La escuela sólo se ha dedicado a
poner en sus manos las técnicas. En dónde o para qué apliquen lo que se les
mostrará es, insisto, responsabilidad de cada uno de ustedes.
La instructora observó los rostros de su audiencia y comenzó.
Han visto alguna vez un programa en donde
en una clase la maestra propuso a los alumnos un experimento para dar a conocer
el cómo es que a las personas se les puede hacer dudar hasta de sus propias convicciones? unos cuántos asintieron. Pero la mayoría lo desconocía. Ella continuó:
Resulta que, un alumno tenía la costumbre de llegar siempre tarde a la clase. Así que la maestra le mostró al grupo una cartulina
de color verde. Acordaron decir todos, que la cartulina era roja. ella haría la pregunta a varios de la clase. cada uno contestaría que era roja.
Cuando el alumno impuntual entró, fingieron
que estaban en una dinámica de aprendizaje normal. La maestra en un momento dado, tomó calmadamente de encima del escritorio la cartulina verde y empezó a preguntar: ¿De
qué color es este papel? Un primer alumno contestó: Rojo. La siguiente pregunta se hizo a otro alumno que
también contestó: Rojo. Así cuestionó un par de veces más, hasta que llegó el
turno del alumno que había llegado tarde. La pregunta nuevamente se escuchó: ¿De
qué color es esta cartulina? El muchacho había oído cada vez, que sus
compañeros contestaban que era Roja. Pero cada vez, él había hecho un gesto de
sorpresa, frunciendo el ceño, levantando las cejas, tocándose la cabeza. cuando
le tocó el turno de contestar por fin pronunció: Es Roja.
Todo el grupo externó una gran carcajada. Entre
gestos de júbilo y sorpresa. El muchacho se quedó en silencio confundido y viendo a todos muy extrañado.
El observar este ejemplo tiene grandes
impactos en la conducta colectiva e individual. La presión de grupo influye muy fuerte para hacerte ceder, dudar, y cometer errores. Seguro tú imaginaste la escena conforme
la fui relatando. Si fuera de manera escrita, en tú mente al leer entre líneas
le asignas una interpretación. Como la descripción es “guiada” pudiste ver y
posiblemente sentir todo lo que sucedió.
Con esa misma facilidad se pueden construir
monstruos y hacer creer en ellos. Se puede configurar cada parte y luego transmitir la idea a una
persona, a toda una comunidad, o a todo el mundo. Siempre habrá quienes duden, de
lo que están viendo. De lo que saben, de lo que piensan, hasta de quienes son.
Además, se puede poner una cortina como
pantalla. Les ha tocado ver trucos o inclusive juegos en dónde se miran las
sombres que detrás del velo parecen más grandes y cambian de forma para representar
imágenes de todo tipo y contar historias. Se perciben en blanco y negro. Se
mueven y aún sin sonido llevan a la mente a formar una propia interpretación
que se convierte en una maravilla o en un cuento de terror. Es fantástico. Es
irreal. Pero ahí está. En la mente de cada observador.
La
instructora continuó; Al final, ¿qué les sugiere todo esto? Se puede construir
un monstruo para amedrentar, generar miedo, hacer dudar de lo que se sabe y de
lo que se conoce. Vamos a recrear el juego ahora mismo. Pero siempre y cuando
se comprometan a poner en orden todo, cuando terminemos. Igual que en un aula
de jardín de niños en dónde cada cuál toma un juguete y luego lo lleva a su
lugar para que el salón quede limpio y ordenado. ¿De acuerdo?
Empecemos: Qué animal les resulta lindo e inofensivo.
Que puede hacerles compañía o servir de ayuda. Inteligente y admirable. Tal
vez, un osito panda?
Es una sugerencia, pero tomen el que más
les guste. Los participantes fueron en busca del animal de peluche disponible. había muchos para elegir. cada equipo tomó uno. Lo colocaron al centro y se le quedaron viendo con diferentes
gestos de aceptación. Oyeron nuevamente la voz de la instructora que decía: Van a usar su mente para ponerle en lugar de
las patas, garras. Unas garras grandes que puedan rasgar y destrozar hasta la
piel más dura. En uno de los grupos alguien
levantó sus manos y las tensó para figurar lo que estaba imaginando y los otros
imitaron su gesto. agregaron un sonido como el rugir de un felino.
Las indicaciones seguían: -Sus ojos tendrán
una mirada terrible. Con un resplandor que espanta. (No faltó el compañero que
entornó la mirada para “echar fuego” con sus ojos). -Ya ha empezado a tomar forma una criatura que
tiene en lugar de un pelaje terso y suave, escamas duras y cortantes. Si lo
quisieran tocar les lastimaría cada parte de su piel. (Unos rostros comenzaron
a mostrar un sentimiento de repulsión y mejor desviaban la mirada de sus
compañeros). Ahora vean cómo de repente, empieza a crecer. Tiene el tamaño y la fuerza para derribar puertas y paredes. (se escucharon sillas que se corrieron
hacia atrás rechinando con el piso). Aquí
la instructora tuvo que suspender la explicación, porque Catita ya estaba
hiperventilando. - Que te sucede? Catita con la voz entre cortada dijo: ¡Es
que eso de que no haya un lugar al que no pueda entrar el monstruo y sea tan
grande me aterroriza! la instructora con paciencia señaló; Pero Catita, solamente
estoy dando indicaciones. Tú puedes poner un límite a los poderes de tú
monstruo. Piensa en que si las paredes son de azúcar, por ejemplo, el monstruo
no la tolera y se acabó. ¿Estamos?
Catita no estaba muy convencida, pero se tranquilizó un poco. La instructora regresó al frente de la clase y continuó: No hay sitio en dónde a su monstruo le sea difícil entrar. Puede inclusive volar o arrastrarse para escabullirse a todos los rincones. Hizo una pausa; Si quieren añadir otra cosa, piensen en que sea lo más poderoso,cruel, y salvaje.
Les dejo unos minutos para que afinen entre
todos lo que les parezca adecuado.
Un murmullo de voces inundó el salón. Se discutía sobre el color que debía tener el cuerpo entero o cada parte del monstruo. Otros alegaban que el hocico tuviera dientes
enormes o una lengua pegajosa que diera asco. Que debía ser muy ágil y poseer
poderes para desaparecer o emitir un sonido sordo y leeeento. Horacio cruzó los brazos y bajó la mirada. uno de sus compañeros le preguntó que le pasaba. nada; contestó él. Cómo nada. para qué te hiciste para atrás. -es que no debe dar asco! es mejor que aparente ser inofensivo y en el momento que se le ordene ataque sin piedad al enemigo!. Ora! tu crees que tiene un enemigo? vamos a ponerlo a consideración del grupo. te parece? así nuestro monstruo ganará cualquier batalla! Va! Horacio quedó muy complacido y se integró a la discusión.
Terminado el consenso en cada equipo de trabajo, la instructora retomó
la palabra.
Pueden ahora ver al animalito de peluche
que eligieron. Suponemos que cada grupo eligió por el sentimiento de ternura
que les causaba. Que lo querían como
compañía para abrazarlo. Al que les inspiraba confianza y lo cuidaban para
estar juntos toda la vida.
Posiblemente no ha quedado rastro de tal
criatura. Ahora enfoquen realmente esa primera
visión verdadera. Revisen al animalito que
está en su mesa con todas sus características originales.
Quiten las garras, acerquen sus ojos a su mirada dulce, inocente. Remuevan las escamas punzantes y reconozcan la piel suave hecha para acariciarlo. Retomen su tamaño de un juguete de peluche que se puede cargar y llevar en brazos a todas partes. ponerlo como almohada para acompañarlos en sus sueños. En los grupos aparecieron las miradas dulces y las sonrisas. la instructora concluyó:
Cada uno decida si ve a un juguete de peluche lindo y deseable o ve a un monstruo amenazante. Escuchen bien: Así se da forma o se desarticula cualquier cantidad de pensamientos para construir millones de “realidades” monstruosas. Espero haberme sabido explicar en lo sencillo que resulta hacer creer cualquiera de las dos cosas. Es decir fabricar; Monstruos a pedido.
¡MUCHAS GRACIAS! Recuerden ahora las indicaciones y pongan todo
en orden.
Nota: Se le hará firmar en convenio para
que lo que han aprendido sea utilizado para fines lícitos. Nada de andar
alborotando gente. Ya probaron cómo la sencillez para transferir el horror falso, puede desequilibrar a su grupo o a ustedes mismos.
¡¡¡¡LES DESEO MUCHO ÉXITO!!!!
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