LOS ASPIRANTES

 

El recinto era circular. Totalmente construido de piedra. Tenía altas columnas que sostenían el techo coronado con una media circunferencia en forma de tapa en la cual había un hueco en el centro. La luz del día que entraba por esa forma telescópica caía como un rayo que se ampliaba para iluminar el piso. Por la tarde noche dejaba que la penumbra descubriera parte del interior. Cuando la sombra de la noche era plena podía ser un observatorio para apreciar el fulgor de las estrellas. La construcción tan peculiar servía para que los aspirantes hicieran un repaso de las enseñanzas recibidas. Cada cierto tiempo se hacía un sorteo para dar la oportunidad de permanecer dentro a alguien. 

El proceso para ser seleccionado tenía lugar a las puertas del recinto en una noche en que la luna no era visible. Así que la obscuridad cubría totalmente a los asistentes. Al parecer sólo así se atrevían algunos a presentarse. al no saber quién asistía se dejaba en libertad el deseo para realizar las pruebas. Igual que para salir al otro día en la misma hora que la obscuridad cubría la identidad del que salía en solitario y se alejaba por uno de los muchos senderos alrededor de la edificación. En el momento señalado cada aspirante tomaba de un recipiente una especie de semilla y la guardaba entre sus manos cerrando los puños como cuando se atrapa una mariposa sin hacer presión. Se mantenían los brazos al frente. De pronto de entre las manos de alguien empezaba a traslucir un tenue destello. Con esa señal se adelantaba hacia la puerta el afortunado,abría la puerta en silencio, y cerraba por dentro. La colocación de los cerrojos también era una manera de alentar a los participantes dado que nadie más que el ganador tenía cómo asegurar su estancia con la seguridad de estar tranquilo para concentrarse. Los demás dejaban el lugar y la semilla desaparecía de sus manos.

En el interior comenzaba el esfuerzo por ver algo. Pero solamente podía apreciarse, mirando hacia arriba, los múltiples puntitos de la luz que reflejaban las estrellas. Con esa única vista casi eran transportados los rayos que centelleaban y quedaban atrapados en el rostro y los vestidos del que miraba. La sensación de pertenecer a aquellos resplandores se hacía tan intensa que la noche pasaba en calma. Ninguna inquietud había por lo que pudiera estar alrededor ni dentro ni fuera de aquella vista. Poco a poco se adivinaba que otra luz estaba naciendo. Las estrellas se difuminaban y los rayos del sol llenaban de brillo varias puertas, esculturas y adornos labrados en las paredes de piedra. Unos relieves representaban escenas de animales conformados con partes humanas como el minotauro descrito en las mitologías clásicas. Desde ciertos ángulos parecía moverse para señalar la puerta que custodiaba con un semblante como el de los toros enfurecidos en un laberinto sin salida.

Se podía también contemplar a dragones siempre dispuestos al ataque con sus fauces abiertas. Listas para barrer con una bocanada de fuego todo lo que estuviera enfrente. Unos tenían acorralados a grupos de gente. Se enfrentaban en una pelea con gran fuerza. Levantaban sus alas extendidas y mostraban las garras enormes. En otro lugar había esculturas que caminaban por encima de un montón de cadenas de todos tamaños. Había candados esparcidos que otros recogían para al parecer volverlos a poner con trozos de cadenas que ajustaban a los que consideraban iguales. Un gesto de desagrado recorrió el rostro y todo el cuerpo del aspirante que rápidamente siguió para dirigirse hacia otros relieves tallados con perspectiva de fondo en el cual estaba un risco tan elevado que invitaba a contemplar desde arriba todo un valle incrustado en el abismo. Allí ni la luz del medio día podía penetrar. Producía un sentimiento abrumador que necesitaba rebuscar con la mirada para encontrar que había en el fondo.

Al continuar la exploración quedaban algunos rincones en donde se podían ver diversas figuras, puertas, entre escondidas que invitaban a la curiosidad y a la expectativa. Había tantos detalles que el aspirante no sentía que su tiempo se terminaba. Pero ya caía la tarde. La luz circular formada por la bóveda empezó a cubrir entre las sobras el conjunto de imágenes. Ya no quedaba más que volver al centro del recinto, y prepararse para la última noche. Entonces el aspirante notó que entre tantas fantasías y lo que le habían parecido distintas realidades plasmadas en el gran mural de piedra, perdió la ubicación de la puerta por dónde había entrado. Su confusión se acrecentó al recordar que la regla era salir por la noche en la puerta correcta o tendría que elegir alguna de las puertas que se escondían entre las bestias, los rostros revueltos y todo el conjunto que formaba un círculo sin fin, en el que tendría que tocar para escapar por un túnel que le devolvería al recinto con una sola oportunidad más. Se apresuró para ver de nuevo alguna señal entre la obscuridad.  

¡Cómo pudo ser tan descuidado! Ahora las advertencias de los maestros y sus mensajeros cobraron su real importancia. Las reglas para estar a solas y volver a su mundo se volvían vitales. Ahora todo el espacio era un gran vacío. Su mirada era incapaz de enfocar algo. Trataba de ubicarse en el centro. Pero en ese centro que ahora buscaba con afán no podía apuntar ni el norte ni el sur. El oeste o el este parecía lo mismo. En cada intento por aclarar la vista escuchó un murmullo. Se hacía más fuerte cuando caminaba hacia el muro de piedra resaltando los rugidos, voces o gritos de todo lo que había contemplado. el temor comenzó a apoderarse de sus sentidos. Sintió alrededor el roce de las escamas afiladas de los dragones que merodeaban por todos lados. Se adentró en un laberinto en dónde el minotauro bufaba cada vez más cerca. Su instinto lo empujó para correr despavorido.

Cayó en el piso sin aliento y ocultó su cara con las manos. ¿Podría hacer con ese gesto más obscura la oscuridad que lo envolvía?  ¿El no querer ver le serviría? su corazón había perdido el ritmo. Lo fascinante era que el círculo en lo alto seguía abierto. Por él entraba el aire. No obstante, de espaldas a esa tenue claridad el miedo se magnificó. El aspirante quedó petrificado. Por el círculo se filtró una cascada de estrellas. Recorrió con un torbellino todo el recinto y se volvió a elevar para salir dejando en silencio nuevamente todo el espacio. La noche sin luna continuó su recorrido. A la mañana siguiente, los maestros entraron. Observaron que todo estaba en calma limpio y en su lugar. Formaron un círculo paralelo al círculo de lo alto. Entonaron los cantos que hacían vibrar en armonía el gran mural de piedra, las esculturas, los relieves, las bestias y laberintos. Sus notas tocaban lo alto y regresaban para resonar en el piso. Todo un ciclo se había completado y ahora por la noche empezó a brillar nuevamente la luna. La transición entre la luz y las tinieblas era perpetua. Siempre había quien deseaba entrar al recinto y esperaba su turno para abrir la puerta. Los maestros acompañaban a los aspirantes cada vez con toda la ceremonia dispuesta para realizar el sorteo en la noche establecida.

En el gran cosmos había ceremonias semejantes. Todos los recintos habían sido construidos con esa especie de telescopio para fijar la vista en el infinito. En cada bóveda había un círculo abierto para dejar filtrar la enceguecedora luz radiante del sol durante el día y su espléndido reflejo en la luna por la noche. El aire circulaba libre. Los cerrojos estaban por dentro. Los cantos que se entonaban en su interior se ampliaban y eran resonantes. tocaban iguales bóvedas en lo alto y se precipitaban para fundirse con el piso. Siempre amanecía limpio. Todo estaba en orden.

FORTALEZAS

 Hoy continuamos con un ejercicio bastante peculiar al cual hemos llamado: Fortalezas.

Durante un tiempo estuvimos escuchando lo que cada uno quiso dar a conocer del cómo había transcurrido su vida. Vivencias llenas de mucha satisfacción y alegría, o momentos de tristeza y confusión. En cada etapa se han mezclado sentimientos de abandono, de dudas, incertidumbre. Inclusive surgió el entusiasmo por algo que está pendiente como estudiar, poner un negocio, reencontrarse con alguien, metas y situaciones de todo tipo. la sensación de confianza que se estableció en el grupo hizo posible compartir diferentes aspectos en la juventud, madurez y edad adulta, para concluir que todo lo experimentado ha servido para entender, y decir: “Que venga lo que sigue” con más aplomo y convicción para salir adelante.

Lucía levantó la mano para pedir la palabra. era una señora que le gustaba mucho escuchar. Ahora tenía algo que decir: "Cuando era adolescente, igual que muchos, mi inseguridad para ser aceptada me inquietaba. Bueno, más que eso. actualmente entiendo que necesitaba comprobar si era atractiva. Creí que la afirmación de mi persona estaba ligada necesariamente a que los muchachos se fijaran en mí. En el grupo de la escuela había muchas compañeras que tenían novio. A mí me llamaba la atención que de acuerdo con los “estándares de belleza” ellas no los cumplían. Pero tenían novio. a una muchacha especialmente fuera de todo pronóstico la trataban con toda clase de cuidados. su pareja tenía un rancho al que nos invitó un domingo. pasó todo el tiempo con ella platicando y llevándola a conocer los potreros, el campo. caminaban y hacían gestos de los más cariñosos. los demás nos dedicamos a jugar  en una  cancha,  y verlos a lo lejos como un ideal de convivencia.

En otra etapa de la escuela, había una compañera considerada de las más estudiosas. Usaba lentes. Tenía el cabello largo de color obscuro. tampoco me parecía” bonita”, pero su inteligencia atraía a los muchachos que se acercaban a ella para formar el grupo de los aplicados. No sé si por casualidad o por curiosidad llegué a conocerla un poco más. Un día nos invitó a su casa. Nos recibió su mamá muy amablemente. preparó bocadillos y al parecer le agradaba mucho que su hija tuviera amigos como nosotros. Pero, a pesar de que la inteligencia de mi compañera le hacía tener muchos amigos hombres ninguno era su novio. Así que había algo que yo no entendí. Salvo que eso de ser bonita, inteligente, de buena familia y buenos modales se percibe muy diferente.

Otra vez me invitó a una excursión la muchacha que se consideraba “la más bonita, y atractiva” en la familia y en la escuela.  Formamos un grupo al que sus padres llevaron en autobús a un balneario en las vacaciones.  mi compañera tenía un carácter extrovertido. le encantaba que todos los muchachos quisieran invitarla a bailar, dar un paseo, y hasta le resultaba gracioso “quitar el novio” a alguna ingenua que se lo presentaba. Decía que eso le pasa a las que son bobas, tímidas, o poco agraciadas. Todos conocíamos su forma de ser y muchos estaban de acuerdo. Le celebraban su desparpajo para disfrutar la fiesta, los paseos, la comida y todo lo que tenía al alcance. Era rápida para llamar la atención y muchas veces dejaba pensando a otros y otras que no entendían por qué se les adelantaba en todo. ¿Su carácter? ¿Su belleza? ¿Sus ganas de vivir para aprovechar lo bueno de cualquier momento?

De regreso, ella se sentó con un muchacho con quien había hecho amistad. así que el lugar a mi lado quedó vacío. Pero como los asientos del autobús eran contados, se acercó otro de los invitados.  Señaló para ocuparlo sin hablar. yo no lo tomé mucho en cuenta. miré por la ventanilla que el chofer subía  para emprender el regreso. Ya era de tarde y se veía en el horizonte que el sol estaba por ocultarse. Después de tanto ejercicio en el balneario casi todos empezaron a quedarse dormidos. Se hizo de noche y sólo se oía el motor que rugía en la carretera. De pronto escuche la voz en tono bajito del compañero a mi lado.  Me dijo que era el clásico “primo del primo” que habían invitado al paseo. Que se había divertido mucho. Me preguntó que tal la había pasado. Sin mucho entusiasmo le contesté que bien. Que me gustaba ir de paseo, nadar y la familia que nos invitó era parte de mi familia así que todo me había parecido bonito.  Las luces del autobús iluminaban el camino. Ya no se oían voces. Él continuó con la plática para decir que conocía a la muchacha de la que se decía era la más linda. Pero que al verme a mi le parecía que yo era mucho más linda. Entonces se hizo un silencio total.

¡Ya se imaginarán que fue una frase que se convirtió en una fortaleza! A partir de ese momento se afirmó mi personalidad. ¡La seguridad en mí misma esfumó todas las dudas! Esas palabras son algo que recordaré por siempre. De tal manera que me volví mucho más comprensiva para con las lindas, bellas, inteligentes, bobas, lentas, tímidas o poco agraciadas. Todos esos referentes que habían formado parte de mi inseguridad me sirvieron para auto afirmar que yo era bella de alguna manera para que a otros les resultara “ mucho más linda”.

Durante el relato de Lucía nadie le quitó la vista de encima. Todos suspiramos cuando terminó su historia. Se notó la nostalgia en cada uno. dando a entender que se compartía una sensación de simpatía posiblemente al recordar una situación semejante.  Con esa tranquilidad en el ambiente, Alfonso se levantó y solicitó contar su experiencia. Se puso en frente de todos y comenzó:

Lucía nos ha relatado cómo ella descubrió una fortaleza que la acompaña hasta el día de hoy. Mi encuentro con esa sensación de autoafirmación y seguridad la tomé de mi padre. No sé si ustedes piensan que parezco un tanto tímido. Me disgusta ser el foco de atención y a veces el no alardear con una voz fuerte o tomar la iniciativa siempre, se interpreta como falta de capacidad para demostrar lo que uno sabe. Pero he aprendido que para la Sabiduría es innecesaria la apariencia agresiva. En cambio, el tratar de desviar la atención por la ignorancia suele ser ruidoso.  En mi experiencia he conocido a personas de gran valía. Siempre han sido personas que aprecian el silencio o se quedan calladas para escuchar a otros. Me han enseñado que en ciertas circunstancias de verdadero poder se abstiene de demostraciones escandalosas.

Todo eso lo confirmé con mi padre. Fue un reconocimiento mutuo. Porque de él aprendí el ser “tímido”. Resulta que un día lo invité para ir a comer a un pueblo que le traía gratos recuerdos. Yo tenía un potente carro último modelo. De lo cuán mi padre se sentía muy orgulloso. Así que tomamos la autopista. En un trayecto la carretera tenía varias curvas en escuadra que son las más difíciles de manejar para una persona que sabe conducir. Los que creen que manejar en la carretera es más sencillo que hacerlo en la ciudad, denotan su irresponsabilidad. Eso también me lo había enseñado mi padre. Por lo tanto, firme en el volante, aceleré para “agarrar” la curva. ya no frenaba para no cortar el avance del auto hasta lograr completar el peralte de un solo movimiento. Entonces él dijo con voz clara y fuerte: “Excelente! ¡Así se conduce un automóvil! El sentimiento que esa frase me provocó en aquella ocasión se quedó grabado para siempre.  

Jamás dude desde aquel día de que yo manejaba muy bien. Las palabras de mi padre se constituyeron como una fortaleza. Aunque alguien dijera lo contrario en broma o en serio nadie me hizo dudar de mis capacidades. Algo también que ahora reconozco de la timidez aparente que él mostraba, es que una persona que es humilde sabe aceptar sus limitaciones. pero realiza con toda sencillez lo que domina. Eso es más que suficiente para conocer quién es quién.

Con las historias que escuchamos quedó claro que hay en algún momento de la vida, alguien que con las palabras justas nos regala el cimiento para formar una fortaleza que nos reafirma “a pesar de todo”. Acordamos que es importante tener presente, o recordar una frase particular que es una fortaleza. Dentro de la cuál nada ni nadie te hace dudar de quién eres actualmente.  

POEMAS CANTADOS

 ¡Será que de verdad no se aprecia algo hasta que pasan muchos años y te encuentras con que ese algo estuvo en tus manos y no sabías, todo el valor que representa!

No se trata de arrepentimientos en los que te culpes. Ni de los famosos “hubieras” inútiles que causan frustración y enojo hacia uno mismo.  Se trata de los cantos que todavía puedes entonar con las imágenes que hoy son muy queridas y que caminan a tu lado. Los escuchas cuando entre tantas melodías nuevas se cuelan para alegrarte la vida. Hace poco una compañera recordó los versos de algunas de esas canciones que fueron como himnos de rebeldía. Poemas cantados con las voces que querían hacerse escuchar hasta el más lejano confín de la tierra. Tenían tanta fuerza que sostenían con sus notas los lazos entere amigos, compañeros de escuela y todos aquellos a quienes tuvieran muy sensible el corazón con el deseo para cambiar al mundo.  Eran como las emociones de los primeros encuentros con el romanticismo color de rosa intenso tan creíble en los años de búsquedas sin medida por la libertad, las aventuras, y la fe total en uno mismo.

Edna era la chica que alentaba a un pequeño grupo para reunirse en una velada de las llamadas bohemias. Entre todos compraban queso, pan y un buen vino. No podía faltar una o dos guitarras para acompañar las canciones que alborotaban el espíritu y lo elevan hasta el infinito y más allá. Una frase que por cierto se ha retomado en diversas edades. Entre los asistentes, que eran pocos, se contaba con un confidente. Con un aspirante a conquistar el mundo. Con caballeros y damas valientes para retar dragones y liberar reinos. Nadie se quedaba en una torre de castillo encerrado. Nadie se permitía ser cobarde. se declaraban con total pureza los sentimientos. De otra manera no te quedaba la armadura para salir y enfrentar todos los obstáculos que se hallarían en el camino.

 Había entre las canciones preferidas las que hablaban de una mujer que podía detener el vuelo de alguien que era un ave de paso para quedarse en los brazos de quien amaba. Que le hacía escribir una carta que se llevaba el viento “a ninguna parte ni a ningún buzón”.  Porque le enseñó a ser bueno y bello. A buscar “una luna llena que arañaba el mar”.  Cualquiera que hubiera observado   esas reuniones y escuchado tales canciones posiblemente antes y ahora podría seguir teniendo fe en su prójimo. Porque quien sabe si en algún lugar, hoy mismo, se puede encontrar a un amigo de tal categoría. Dado que en otra de las melodías se señalaba que nadie de los amigos que se reunían una tarde en una casa, se sentía extranjero en ningún lugar. 

Para completar, se tenía la imagen del quijote que lanza en ristre se enfilaba a derrotar a los enemigos imaginarios, o reales, y que seguía su persecución cabalgando sin descanso. Les puedo apostar a que es una imagen que sigue vigente. Tal vez en diversos lugares y de diferentes maneras. Pero en el colectivo intelectual de muchos; las ideas de libertad, unificación y amistad son las que prevalecen como una base común que se reconoce y de verdad se puede encontrar cuando se emprende un viaje, se planea una empresa o se organiza una reunión para celebrar el bien hacer de alguien notable.

Considero que los amigos de Etna de antes y ahora, estarían dispuestos a reunirse. Pero ciertamente se dispersaron por el mundo. Ella misma radica en un país lejano y ejerce como una gran ejecutiva en finanzas. Otro se desempeña en las áreas de difusión del arte. de uno mucho más cercano sólo se supo que falleció en circunstancias no bien explicadas y nadie quiso interrogar más sobre eso. Tampoco se sabe de otro que tenía un carácter muy apacible, pero era excelente para las asignaturas sobre cálculos numéricos. Lo único que puede ser cierto es que si alguno escuchara uno de los poemas cantados volaría con su imaginación a las tardes de bohemia. A los ideales para conquistar al mundo y hacerlo un mejor lugar.

Desde luego se entonarían las melodías de tales poemas para cantar. porque están grabados más que en un medio electrónico en las profundidades del alma humana sin tiempo. son como un recordatorio de lo grandioso que puede ser una persona con ideales de superación.  Es muy grato ver a gente en cualquier parte, y de cualquier edad, identificar tal vez con las vibraciones de las notas ése mensaje permanente. Aun dentro de la gran producción disonante de otros ritmos y melodías. Es que la música y los poemas cantados son otro camino en dónde se quedan dispersos los rastros del legendario quijote, las espadas y capas de los caballeros y damas, las piedras de los castillos derrumbados, y toda clase de señales para alegrarse por seguir la ruta correcta del reencuentro con amigos tan especiales y por lo tanto con uno mismo.

Posiblemente las imágenes en la actualidad son diferentes. Ya no se habla de castillos, damas o quijotes. A menos que sean para cuentos o melodías infantiles.  Pero ahí mismo están encubiertos los mensajes sobre el ideal que cada uno descifra con la resonancia de la música o los cuentos que escucha. Me consta que cada vez que la sensación es la de un poema cantado brotan lágrimas o se queda el pensamiento en silencio. No hay duda de que las notas siguen vibrando al ritmo de los corazones que como en las reuniones de los amigos de Etna, en los de los valientes de siempre, están ligados y resuenan. Se convierten en himnos de gratitud a los que son confidentes, a los que son conquistadores de su propio reino.  se expresan con sentimientos transparentes de rostros sonrientes o dolidos para revalorar un canto y emprender nuevos caminos. Traspasar otros obstáculos y sin duda reencontrarse consigo mismos.

P.D. Por eso canto sin ton ni son a los amigos que estarán en alguna parte.  repasando nuestros poemas cantados siempre.  

 

 

 

 

CONTENIDOS

Después de muchas preguntas para esclarecer los motivos de su actuar, con el rostro cansado, el muchacho dirigió su mirada a quien lo cuestionaba y dijo: “En el plan que me propusieron había la posibilidad conocer otro lugar. Poder ir a otros lados era un deseo que tenía desde niño, así que acepté. A los que estaban conmigo sólo les ordenaron que me siguieran. Con todo y el miedo, tenían que ir. Hacer lo que yo les dijera. No tenían alternativa, ni les darían algo a cambio. Su opinión no contaba”. Con aquella respuesta el que estaba al frente de la indagación y los que escuchaban se quedaron en silencio. La declaración del muchacho dejó un pensamiento común en el aire.

En sus mentes comenzó un reclamo. Era una especie de compasión que se volvió desesperante. ¡Exponerse a toda clase de riesgos, por una oportunidad de irse lejos! ¡Por recompensas imposibles de alcanzar! por llenar el tiempo con algo en qué entretenerse, sin preguntar el para qué hacerlo. Los dos jóvenes que venían con el muchacho permanecían en espera. Parecían seres insensibles a su propia presencia en un mundo ajeno que no les importaba. Alzaban los hombros como modo de expresar su incapacidad de hablar. desconocían un sentido de pertenencia. Su mirada estaba perdida en la superficie de las cosas que los deslumbraban o muy en el fondo oculta de su emoción por vivir. ¿Que estaba sucediendo? últimamente personas de cualquier edad se involucraban en actividades que al final tenían consecuencias devastadoras sin oportunidades a la vista.

En otro lugar, voces subidas de tono, intercambiaban un tipo de reclamos que eran comunes en el ámbito familiar. La rebeldía ante las imposiciones para ser dominado intelectualmente, eran cada vez más frecuentes.  “Deja de decirme qué pensar! tú ni te enteras de lo que quiero. ni me escuchas. Solamente presionas por la supuesta autoridad que has perdido hace mucho sin darte cuenta.  No sabes cómo está el mundo con tus ideas obsoletas y comparaciones fuera de lugar. Pelea tú por lo que no pudiste conseguir y deja que yo haga lo mío”. La contraparte en estos enfrentamientos podría ser un padre o una madre. Algún otro tipo de modelo de autoridad que se consideraba con el derecho o el rol para ser obedecida, y controlar hasta al destino. Pero que ahora era confrontada directamente para poner en entredicho cualquier subordinación hecha por la fuerza.

En estos enfrentamientos aparecía un gran enojo y al mismo tiempo se experimentaba una gran desesperación. Sobre todo, si en el intento de influir en el comportamiento prevalecía un supuesto de protección. De guía. Para prever los riesgos de un actuar a la ligera y no medir las consecuencias. Sin embargo, el reclamo señalaba la falta por entender la dinámica de un contexto que cambia velozmente. La incomprensión de que un rol de autoridad es temporal, si lo que se pretende es ayudar a “desplegar las alas”. Entre los interlocutores se ponían en evidencia incapacidades mutuas. la relación entre la orientación, consejo, disciplina, aspiraciones, compromiso, etc. estaba desarticulada. unos eran incapaces de saber hacia dónde emprender el vuelo.  otros creían saber hacia dónde dirigirlo. justo ahora que el poder de la comunicación es asombroso en realidad estaban incomunicados. Sin entendimiento.

En la actualidad se tienen poderosas plataformas para comunicarse. Pero es notable que en algunas aplicaciones lo que se percibe es un reclamo cada vez más imperioso hacia las voces que se han callado por estar atrapadas en una enorme red de contenidos que son insuficientes para elevar la visión por encima de un nivel de indolencia, cinismo y resignación. Se han distorsionado las voces en los escenarios virtuales. Ahí en donde tienen un alcance asombroso para pronunciarse a nivel global, pero se mantienen aisladas de un trato humano. Hay infinidad de herramientas creadas para facilitar el intercambio de ideas, conocer al mundo. Ampliar el poder del conocimiento. No obstante, en la oferta y demanda de los contenidos que atraen seguidores y ganancias monetarias al parecer se prefiere consumir lo que denigra con mayor crudeza aspectos del comportamiento que dañan en una competencia para sobresalir.  

Es creciente la demostración de un vacío de existencia que se llena con contenidos de dudosa utilidad. En muchos casos las aplicaciones que permiten transmitir, textos, imágenes, videos, y toda clase de testimonios de mayor impacto, se están empleando para desahogar resentimientos de la soledad, falta de habilidades, y competencias para participar en tareas colaborativas de interés social que exigen estudios y oportunidades de desarrollo. Pero muestran con que facilidad se puede influir para generar conflictos. Se sabe de gente de diferentes edades, situación económica, inteligencia etc. Que se alinean con pensamientos destructivos.

Se suman en una contradicción que valora el obtener ganancias monetarias o de reconocimiento individual como el medio para dar un sentido de realización en la vida. Aun que se demeriten como personas o se desintegre lo que desprecian por desconocer algún valor en algo. cabe la pregunta por lo tanto si son efectivamente una propuesta por un motivo de superación, o son la réplica a esas voces apagadas que se han cerrado con indiferencia a presenciar el desorden sobre los mismos reclamos sin resolver.  

Entre los que solamente miran, están los que consideran que “ya van de salida”. Los que se conforman con el entretenimiento. dicen que a los que les toca lidiar con el presente se las arreglen como puedan. Sin embargo, entre los mismos compañeros de generación hay quienes aprecian la grandiosa era tecnológica de la información y la comunicación. Entienden que los contenidos que traten de imponer el dominio intelectual por la sumisión indolente tienen ahora más que la fuerza o la ignorancia. insisten en que se retome la experiencia. Para muchos se ha aprendido que con actitudes personales de imitación irracional se replican maneras de pensar rígidas. generan incapacidades y conflictos que entre todos han padecido.

En algunas aplicaciones, los contenidos que producen los propios jóvenes influyen a los jóvenes, pero con las consecuencias y riesgos inadvertidos. La propuesta que exhiben atiende al anhelo o necesidad de reconocimiento, aceptación, acumular logros, ganar dinero. utilizan cualquier estrategia con la justificación de que cada uno puede hacer lo que le venga en gana. lo cual en todas las generaciones se ha visto reproducen taras sociales como patrones de conductas inflexibles.   

Es evidente que el intento por el dominio intelectual tanto en las generaciones “antiguas” como en las más jóvenes se tienen reclamos, reproches y discusiones similares. Han resultado en comportamientos cínicos. Aunque posiblemente se comparten sentimientos ante la incapacidad de tomar decisiones. El reproche por la inhabilidad para solucionar situaciones de vida en un círculo vicioso. La discusión desesperada para adaptarse en un contexto cambiante para el que no cuentan con el conocimiento de cómo superar una visión egoísta y rígida que cierra oportunidades.  lo que los viejos han padecido o rescatado del mal trato y la obediencia impuesta por la fuerza la comparten los jóvenes. La actuación con ignorancia no tiene edad. sigue latente. Se percibe en la irresponsabilidad, la inconciencia y el resentimiento. Con una agravante. La difusión masiva.

Qué contenidos se exponen, para qué se los produce, consume, y acepta, es la decisión que vale la pena reconsiderar.  La guía de jóvenes o viejos es válida. La coherencia entre el pensamiento y la acción se nota.  También en el cómo se obtiene lo que cada uno ambiciona, es muestra de la credibilidad. Si lo que se consigue es resentimiento. reproducir las mismas actitudes perjudiciales de ignorancia y cinismo con la apariencia de contenidos atractivos, algo se puede hacer en el entorno inmediato.  sobre todo, ahora que el “contenido” en diversas aplicaciones es la propia persona que se exhibe. encontrar y crear opciones para que esa persona sea capaz de construir obras de impacto social. aporte soluciones a los problemas en la tierra. Se reconstruya la vida en su infinidad de formas. es un compromiso en el intento de influir de manera creativa. Las ganancias llegan de muchas maneras en las propuestas para las ideas que se realizan para ser mejores personas y hacer un mejor mundo.