Después de muchas preguntas para
esclarecer los motivos de su actuar, con el rostro cansado, el muchacho dirigió
su mirada a quien lo cuestionaba y dijo: “En el plan que me propusieron había
la posibilidad conocer otro lugar. Poder ir a otros lados era un deseo que
tenía desde niño, así que acepté. A los que estaban conmigo sólo les ordenaron
que me siguieran. Con todo y el miedo, tenían que ir. Hacer lo que yo les
dijera. No tenían alternativa, ni les darían algo a cambio. Su opinión no
contaba”. Con aquella respuesta el que estaba al frente de la indagación y los
que escuchaban se quedaron en silencio. La declaración del muchacho dejó un pensamiento
común en el aire.
En sus mentes comenzó un reclamo. Era
una especie de compasión que se volvió desesperante. ¡Exponerse a toda clase de
riesgos, por una oportunidad de irse lejos! ¡Por recompensas imposibles de
alcanzar! por llenar el tiempo con algo en qué entretenerse, sin preguntar el
para qué hacerlo. Los dos jóvenes que venían con el muchacho permanecían en
espera. Parecían seres insensibles a su propia presencia en un mundo ajeno que
no les importaba. Alzaban los hombros como modo de expresar su incapacidad de hablar.
desconocían un sentido de pertenencia. Su mirada estaba perdida en la
superficie de las cosas que los deslumbraban o muy en el fondo oculta de su
emoción por vivir. ¿Que estaba sucediendo? últimamente personas de cualquier
edad se involucraban en actividades que al final tenían consecuencias
devastadoras sin oportunidades a la vista.
En otro lugar, voces subidas de tono, intercambiaban
un tipo de reclamos que eran comunes en el ámbito familiar. La rebeldía ante las
imposiciones para ser dominado intelectualmente, eran cada vez más frecuentes. “Deja de decirme qué pensar! tú ni te enteras
de lo que quiero. ni me escuchas. Solamente presionas por la supuesta autoridad
que has perdido hace mucho sin darte cuenta. No sabes cómo está el mundo con tus ideas obsoletas
y comparaciones fuera de lugar. Pelea tú por lo que no pudiste conseguir y deja
que yo haga lo mío”. La contraparte en estos enfrentamientos podría ser un
padre o una madre. Algún otro tipo de modelo de autoridad que se consideraba con el derecho o el rol para ser
obedecida, y controlar hasta al destino. Pero que ahora era confrontada
directamente para poner en entredicho cualquier subordinación hecha por la
fuerza.
En estos enfrentamientos aparecía un
gran enojo y al mismo tiempo se experimentaba una gran desesperación. Sobre todo,
si en el intento de influir en el comportamiento prevalecía un supuesto de
protección. De guía. Para prever los riesgos de un actuar a la ligera y no
medir las consecuencias. Sin embargo, el reclamo señalaba la falta por entender
la dinámica de un contexto que cambia velozmente. La incomprensión de que un rol
de autoridad es temporal, si lo que se pretende es ayudar a “desplegar las
alas”. Entre los interlocutores se ponían en evidencia incapacidades mutuas. la
relación entre la orientación, consejo, disciplina, aspiraciones, compromiso,
etc. estaba desarticulada. unos eran incapaces de saber hacia dónde emprender
el vuelo. otros creían saber hacia dónde
dirigirlo. justo ahora que el poder de la comunicación es asombroso en realidad
estaban incomunicados. Sin entendimiento.
En la actualidad se tienen poderosas
plataformas para comunicarse. Pero es notable que en algunas aplicaciones lo
que se percibe es un reclamo cada vez más imperioso hacia las voces que se han callado
por estar atrapadas en una enorme red de contenidos que son insuficientes para
elevar la visión por encima de un nivel de indolencia, cinismo y resignación. Se
han distorsionado las voces en los escenarios virtuales. Ahí en donde tienen un
alcance asombroso para pronunciarse a nivel global, pero se mantienen aisladas de
un trato humano. Hay infinidad de herramientas creadas para facilitar el
intercambio de ideas, conocer al mundo. Ampliar el poder del conocimiento. No obstante,
en la oferta y demanda de los contenidos que atraen seguidores y ganancias
monetarias al parecer se prefiere consumir lo que denigra con mayor crudeza
aspectos del comportamiento que dañan en una competencia para sobresalir.
Es creciente la demostración de un vacío
de existencia que se llena con contenidos de dudosa utilidad. En muchos casos las
aplicaciones que permiten transmitir, textos, imágenes, videos, y toda clase de
testimonios de mayor impacto, se están empleando para desahogar resentimientos
de la soledad, falta de habilidades, y competencias para participar en tareas
colaborativas de interés social que exigen estudios y oportunidades de desarrollo.
Pero muestran con que facilidad se puede influir para generar conflictos. Se
sabe de gente de diferentes edades, situación económica, inteligencia etc. Que
se alinean con pensamientos destructivos.
Se suman en una contradicción que valora
el obtener ganancias monetarias o de reconocimiento individual como el medio para
dar un sentido de realización en la vida. Aun que se demeriten como personas o
se desintegre lo que desprecian por desconocer algún valor en algo. cabe la pregunta
por lo tanto si son efectivamente una propuesta por un motivo de superación, o son
la réplica a esas voces apagadas que se han cerrado con indiferencia a
presenciar el desorden sobre los mismos reclamos sin resolver.
Entre los que solamente miran, están los
que consideran que “ya van de salida”. Los que se conforman con el
entretenimiento. dicen que a los que les toca lidiar con el presente se las
arreglen como puedan. Sin embargo, entre los mismos compañeros de generación
hay quienes aprecian la grandiosa era tecnológica de la información y la
comunicación. Entienden que los contenidos que traten de imponer el dominio
intelectual por la sumisión indolente tienen ahora más que la fuerza o la
ignorancia. insisten en que se retome la experiencia. Para muchos se ha
aprendido que con actitudes personales de imitación irracional se replican maneras
de pensar rígidas. generan incapacidades y conflictos que entre todos han
padecido.
En algunas aplicaciones, los contenidos
que producen los propios jóvenes influyen a los jóvenes, pero con las consecuencias
y riesgos inadvertidos. La propuesta que exhiben atiende al anhelo o necesidad
de reconocimiento, aceptación, acumular logros, ganar dinero. utilizan
cualquier estrategia con la justificación de que cada uno puede hacer lo que le
venga en gana. lo cual en todas las generaciones se ha visto reproducen taras
sociales como patrones de conductas inflexibles.
Es evidente que el intento por el
dominio intelectual tanto en las generaciones “antiguas” como en las más
jóvenes se tienen reclamos, reproches y discusiones similares. Han resultado en
comportamientos cínicos. Aunque posiblemente se comparten sentimientos ante la
incapacidad de tomar decisiones. El reproche por la inhabilidad para solucionar
situaciones de vida en un círculo vicioso. La discusión desesperada para
adaptarse en un contexto cambiante para el que no cuentan con el conocimiento
de cómo superar una visión egoísta y rígida que cierra oportunidades. lo que los viejos han padecido o rescatado del
mal trato y la obediencia impuesta por la fuerza la comparten los jóvenes. La
actuación con ignorancia no tiene edad. sigue latente. Se percibe en la
irresponsabilidad, la inconciencia y el resentimiento. Con una agravante. La
difusión masiva.
Qué contenidos se exponen, para qué se
los produce, consume, y acepta, es la decisión que vale la pena reconsiderar. La guía de jóvenes o viejos es válida. La
coherencia entre el pensamiento y la acción se nota. También en el cómo se obtiene lo que cada uno
ambiciona, es muestra de la credibilidad. Si lo que se consigue es
resentimiento. reproducir las mismas actitudes perjudiciales de ignorancia y
cinismo con la apariencia de contenidos atractivos, algo se puede hacer en el
entorno inmediato. sobre todo, ahora que
el “contenido” en diversas aplicaciones es la propia persona que se exhibe. encontrar
y crear opciones para que esa persona sea capaz de construir obras de impacto social.
aporte soluciones a los problemas en la tierra. Se reconstruya la vida en su
infinidad de formas. es un compromiso en el intento de influir de manera
creativa. Las ganancias llegan de muchas maneras en las propuestas para las ideas
que se realizan para ser mejores personas y hacer un mejor mundo.
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