Ahora vamos con un tema que es tan evidente, que se pasa desapercibido. ¿Te parece una contradicción? pues vamos a desmenuzarlo un poco. Normalmente se diría que lo evidente es lo que se ve, se percibe de alguna manera para realizar las actividades cotidianas; sirve en la planeación de asuntos, e inclusive es parte de lo que se recuerda. Sin embargo, lo evidente se vuelve rutinario; poco a poco insensibiliza la visión y la escucha inteligente; normaliza desatender lo más importante. Se vive como si el paso temporal de una vida pudiera ser subordinado a la espera y a la postergación. Se piensa que el “mañana” está garantizado; así que se puede seguir con posponer la oportunidad que se presenta como única vez para participar en una convivencia; intentar un reencuentro; ofrecer un regalo; invitar a una aventura, aprender o des-aprender, y en general a lo que se considera con un sentido vital que favorece la continuidad, y se convierte en fuente de inspiración. Todo esto sucede entre evidencias que muestran constantes pérdidas como señales de que es muy rápido el paso del tiempo en la convencionalidad establecida para dar inicio y término a ciclos que transcurren para mejorar algo. Especialmente para valorar a las personas que con diferentes vínculos forman parte de la experiencia individual en núcleos de familia, trabajo, amistades, y compañeros de vida.
Las personas se
debaten para dar sentido a su existencia y no obstante se repiten rompimientos,
disgustos, y alejamientos a pesar de ser evidente que sin previo aviso muchas
personas, situaciones y cosas “desaparecen”. Cada vez es más apremiante reajustar
la adaptación al cambio que se entienda o no, es vertiginoso y no espera ni a la
necedad ni a un enfoque egocéntrico. Hay que admitir que la percepción de
cualquier proceso de vida o muerte es individual, no obstante, también es actualmente reconocida la evidencia de la interconexión que existe por los
sentimientos de hermandad, y compasión entre los seres que expresan vida en una gama inmensa de múltiples formas. Hay
innumerables corrientes de pensamiento cuyo interés se funda en encontrar
explicaciones al origen y evolución del ser humano. Se suman infinidad de
interpretaciones desde diversos puntos de vista muchas veces en contradicción,
pero que se justifican en la diversidad de la vivencia personal que las valida
para poder, en el mejor de los casos, empezar a vivir con certeza la
oportunidad que se da con abrir los ojos cada mañana, en lugar de idealizar una realidad o un futuro
incierto.
La posibilidad
de entender, otra vez, en contradicción a un sentido más cercano a un
ser integral pero fragmentado surgió de manera inesperada. Se puso a la vista en una
frase que provoca un par de reflexiones muy personales pero prometedoras. Se
resume en lo siguiente:
Al inicio; “Las
ideas se han tragado a los dioses. En el transcurso; los dioses se han tragado
a las ideas”
Nuevamente la
cuestión de si resulta una contradicción o es tan clara una respuesta aparece como un
desafío para aventurarse en un ejercicio de rebeldía propia de las mentes juveniles, y de las que han acumulado años para mantenerse inmersas en un proceso de maduración que sugiere confrontar a las creencias “heredadas”; el sometimiento a patrones repetidos como calcas desgastadas, cuya copia empaña la visión fija en
costumbres y comportamientos subordinados al poder de la fuerza bruta; entender que los
marcos de referencia estáticos son un contradicción que se disuelve dentro de un proceso altamente dinámico. Sin embargo, existe un centro de atención que requiere unificar al
pensamiento y lo integra de tal manera que lo vuelve una guía inquebrantable.
Pareciera contradictorio pero es evidente que cuando alguien “se quiebra”
la fuerza de la imagen que se genera en los otros se contagia, coincide, se
comparte y une. Al final resurge interminable la reiterada búsqueda hacia la inteligencia superior. Qué se necesita para quitar los velos del
entendimiento humano; trascender su ignorancia para hacer innecesario el lamentar tardíamente lo que pudo ser, ya sin remedio.
Me atrevo a
decir que la frase que apareció inesperada, afirma lo que
cada uno adora, a lo que le reza, ante lo cual eleva una oración sincera que le trae consuelo o esperanza; le sugiere recapacitar
de su sentimiento de vacío que se extingue o fortalece con la misma insensibilidad hacia lo evidente, pero aprecia que en
un momento se acaba. Aún más; lo urge para apresurar el paso, reivindicarse con la idea
que le llama para ser mejor mientras se pueda. Con la vida que le pide coherencia en el actuar para estar en paz consigo mismo y de paso con todo lo demás que le rodea; dar forma
a la parte de ésa idea de un dios muy personal, que lo integre y lo unifique.
¡Que las ideas
se coman a los dioses es grandioso! Que los dioses se coman a las ideas es
devastador para un ser por esencia pensante, y constructor de infinidad de
realidades en coexistencia imprescindible, a menos que se decida excluirse en
aislamiento como ermitaño y servir a un dios ajeno a sí mismo, que
irremediablemente en contradicción, le preguntará sobre su realidad aun que lo niegue. La
esencia divina, no se oculta, es un núcleo evidente, constante, eterno que no
necesita de permisos para estar presente. Los acertijos sobre todo los que se
formulan para uno mismo en un afán rebelde, son muy valioso para despertar con
un amor propio un primer baluarte y hogar permanente. Aquí una postrera acotación; se ha
escrito ser pensante, pero para que aplique certeramente la frase mencionada se
requiere anexar la emoción que propulsa al pensamiento. Un binomio intrincado
muy complejo, que contradice lo que se ejecuta desde las sensaciones desbordadas sin control, evidente
en gestos, y actos que desplazan al pensamiento.
La comprensión
de si las acciones se rigen por las emociones, o por los cálculos minuciosos del
pensamiento racional para tomar decisiones es otra contradicción evidente. Los dioses desde siempre han adoptado símbolos, significados, y formas para contradecir o legitimar su propia supervivencia. Por lo tanto, celebro que haya aparecido la
frase y quisiera dar el crédito debido a quien la haya formulado. Sinceramente
lo desconozco. Pero seguramente en el devenir del tiempo y del espacio alguien lo
reencuentre, aparezca y desaparezca en sucesivos actos de magia que, en
contradicción, se tragan el espacio y el tiempo para contribuir al
entendimiento de la vida que, por lo pronto, es lo más importante de
salvaguardar para trascender al lugar que más le plazca a cada uno, dentro del gran todo que lo comprende.
Cre que no esta claro el pensamiento, hay mucha repetición y no se llega a algo facil y claro
ResponderBorrarGracias por leer y compartir tu comentario. aprecio la opinión que expresas.
ResponderBorrarQue frase tan interesante encontraste y si es evidente la contradicción que descubriste leé sobre el pensar rápido y lento, encontré varias respuestas a tu elucubraciones, las personas no piensan
ResponderBorrarLucía
Agradezco tu comentario Lucía. Si encuentras alguna respuesta para ti, es estupendo!
ResponderBorrar!!Las ideas a los dioses o los dioses a las ideas, !!! Efectivamente, caray, lo peor de todo es que hay veces que las ideas crean dioses que se comen esas mismas ideas y como lo acabas de plantear claramente es muuy contradictorio, además de una ironía en toda regla.
ResponderBorrarPero si somos todos los humanos contradictorios hacia nosotros y hacer lo que nos rodea, lo que sí no tiene vuelta de hoja es que no somos eternos y tenemos que disfrutar y aprovechar cada segundo que estamos en esta canica azul.
Gracias por leer y escribir tus ideas!
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