La noche había sido larga. Tenía algunos pendientes por lo que abrió los ojos un par de veces, pero era imposible ver en la obscuridad, todavía faltaban unas horas para el amanecer. Era cuestión de ser paciente, pero la mañana se tardaba en llegar. Se acomodó nuevamente entre las cobijas y empezó mentalmente a revisar las tareas que haría; varios pagos, pero nada urgente, atender el trabajo, y algo que le alegraba; probar el viejo radio que había hecho reparar. El aparato fue un regalo y lo quería conservar casi como una pieza de museo muy querida. Lo había puesto en el buró y como estaba al alcance decidió encenderlo; sonaba bien; le resultó agradable escuchar en la penumbra algún programa. En el canal sintonizado una voz apacible hacía comentarios: -Es necesario fijar límites para construir formas. Es imposible que en el desorden surjan estructuras intencionadas como los actos creativos para los cuales estamos llamados a realizar mejoras en el hacer y en el ser al coexistir dentro de una perfección total. Un acto creativo es característico del ser humano; en él está presente el poder de transformar y transformarse al entender el orden que lo integra, conformado por el reino mineral, vegetal, animal, y por lo tanto, reconocer los límites en su comportamiento para lograr una vida mas allá de las reacciones que gobiernan los instintos.-
El escucha pensó que palabras como “orden perfecto” eran algo difícil de imaginar. ¿La perfección en el actuar de los individuos?; ¿lo perfecto de las situaciones caóticas? Se distrajo recordando tantas cosas complicadas que se enfrentan cada día; cuando retomó la atención, la voz continuaba diciendo: -Por la cualidad humana es posible establecer un orden creado por límites; al aplicarlos en diversas dimensiones, se da forma a infinidad de creaciones; se desarrolla el hombre mismo y su entorno. La persona que escuchaba se enderezó, y se sentó en la cama, ¡Un momento!: ¿¡De qué habla este sujeto!? ¿Habla de orden, desorden, perfección integrada por la humanidad? ¿¡Cómo!? La voz en el radio coincidió en un dialogo inesperado, hizo una pausa, y dijo: -El orden perfecto contiene todas las formas, permite todos los límites, a partir de los cuales se recrea infinitamente.-
Imagina, que al fijar límites, se establecen pautas con las cuales, mediante instrumentos o con la voz del hombre producen vibraciones; se arreglan las notas sonoras en armonía o disonancia para distinguir una melodía. Con el caos de un sin fin de vibraciones, el orden y el desorden con los límites adecuados, propician hacer infinidad de interpretaciones al modificar el esquema primario, pero que contiene en principio el sonido y el silencio. Es decir, que se limitan por un momento cautivas una serie de frecuencias vibratorias, para crear una sola obra musical o un discurso con palabras poderosas. En otro aspecto, con el uso de materiales desordenados dentro de un diseño que los ordena, se levantan estructuras, se delimitan espacios, que con diferentes perspectivas son muros o habitaciones para servir a toda clase de actividades. Pueden revestirse de detalles que lucen mosaicos, piedras, y combinaciones refinadas, para que se perciba la belleza en formas atractivas, además de sorprendentes en fuerza y resistencia. Por lo tanto, a partir de limitar espacios, surge la belleza del orden.
El escucha trataba de seguir a la voz que tan plácidamente divagaba entre conceptos y temas posiblemente desconocidos, o conocidos sólo por especialistas que seguramente tendrían cómo rebatir lo que pretendía describir como algo simple, sobre todo al referirse a la formación de un ser humano en cuya percepción de las cosas y de él mismo se interpreta el sentido de la vida. En ese monólogo interno estaba, cuando el emisor tocó precisamente ese aspecto diciendo: -El orden, el caos o desorden, los límites, y lo que se ha expuesto comprende una amplia gama de significados, que pueden suscitar mal entendidos y ser confusos cuando se trata de poner límites para formar a un ser humano. Me refiero a un individuo que decide evolucionar por sobre los límites que le han fijado toda clase de ideas ajenas. Es muy posible que las creencias de sus padres, maestros, familia, y modelos de autoridad aceptados socialmente hayan puesto los límites a sus expectativas en una mezcla desordenada e incomprensible. Así que le resulte complicado entender un orden perfecto en el que transcurre su vida.
No obstante, les aseguro que cada uno puede sentir la incomodidad ante individuos o situaciones que les disgustan; rechazan instintiva, razonadamente o por intuición; muestran, o ven modos de ser que no aceptan, los deja indiferentes, o los mantiene en alerta, hasta que finalmente se atreven a cuestionar de dónde surgen sus sentimientos de tristeza, de alegría, de satisfacción o de vacío. Normalmente se conocen las emociones que son causa de la envidia, el enojo, la ira, pero sobre todo, del sentimiento de infelicidad. Muchas vidas se cortan o quedan en espera con justificaciones y apariencias; sin darse cuenta, dicen, desconocen el cómo han sucedido las cosas que los abruman. En este sentido, se han deformado o dejado deformar con límites aprendidos dentro de las emociones y noticias desordenadas.
La formación del ser humano es tan peculiar por los aspectos intangibles que lo conforman; las emociones especialmente “se sienten” de manera particular, pero son evidentes en el comportamiento y la acción. Te suena eso de que; “parece una bestia, o se porta como un animal”, posiblemente en alguna ocasión te han tocado o tú mismo reconoces reacciones que lamentas más tarde. En la escala de superar los miedos y las reacciones de la mera supervivencia, ninguna otra forma del ser posee el don de recrearse. Por el deseo del ser humano cada uno tiene la capacidad de decidir perfeccionarse a sí mismo al elegir poner orden y eliminar los límites impuestos por extraños. La complacencia de los deseos de otros, aprender a querer lo que quieren otros, y pasar la vida en los caminos que marcan desviaciones sin darse cuenta, o al renunciar a dirigir su propia vida puede convertirse en toda clase de desperdicio de la energía en limitaciones infra humanas.
En la transmisión se hizo una pausa comercial. La mañana ya estaba en todo su esplendor, el aparato se transformó como en un desquiciado. Empezaron las quejas, las noticias alarmantes, las voces cotidianas de información que repetían hasta el hastío el caos en todas partes. Ahora resonaba la manera de in/formar muy diferente. El ruido era ensordecedor, la música altisonante, gente alterada desde adentro y desde afuera. Dentro de este desorden era complicado retener lo que la voz en el radio transmitía. Poner orden, fijar límites, crear formas nuevas o superar las ya existentes. En ese inter llegó alguien, con un consabido saludo para reiterar la insolencia en reclamos de todo tipo de gente; preguntas del porqué de situaciones indeseables; señalamientos para el desamor en toda clase de relaciones y augurios desastrosos. Con otra pausa, la voz retomó la conducción del programa:
-Si hay un gran espacio vacío, solamente al delimitarlo se consigue dar una forma. La mente humana en ese sentido puede llenarse ilimitadamente de toda clase de información. Posiblemente alguna vez han padecido lo que significa no poner límites al torrente de pensamientos; se convierten en un desorden imparable; resultan en insomnio, desconfianza, es un estado personal que se deja sin control y crea desorden por sí mismo. El caos se aprovecha de la falta de límites, se alimenta de los pensamientos sin control. Pasa por encima de la persona que descuida el orden y cree que la perfección no existe. Es claro que fuera de causes se gestan, deforman y desbordan fenómenos devastadores y es difícil percibir un orden. Es como la tormenta perfecta que a pesar del desastre que causa, no podría haber sido sino en un orden perfecto. En el ser humano de igual forma se gesta el caos fuera de límites, pero existe la posibilidad de detenerse, cambiar de rumbo, nada ni nadie desconocido se lo impide o se lo permite, sólo él mismo como individuo.
Puede ser que en los extremos se genere el desequilibrio y, aun así, lo has comprobado, se restablece la salud, se reinician relaciones, hay otros ingresos de dinero o de recursos, se plantean nuevas metas, se retoman objetivos, se reafirma un propósito. Después de todo si te enteras o no, existe un orden perfecto. Eres tú el que lo acepta, lo acompaña o lo rechaza.- Al terminar la voz despidió el programa, el escucha se sobresaltó incrédulo, casi se le había ido la mañana que tanto esperaba, ahora era tiempo de actuar sin tardanza.
Genial!! Efectivamente el orden perfecto es a partir del orden y el caos
ResponderBorrarAsí es. Para entender que al final, todo está bien. Gracias por tu comentario:)
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