ALEGRÍA

Él había acudido a un llamado casi urgente de su amiga. -Veamos a qué se debe tanta alegría. Tu mirada se ilumina y eso es buen augurio así, haces sonreír a los que te encuentras al paso.  Ella hizo un gesto gracioso y dijo: -Supongo que los encuentros agradables reconfortan y provocan el alegrarse-. Sonrió para señalar una banca bajo las ramas de un espléndido árbol entre cuyas hojas se filtraban rayos de sol. La mañana era fría, así que eligió aquel lugar para conversar al aire libre, pero con la calidez que ofrecía aquella fronda iluminada y llena de vida. Tomaron asiento, y comenzó la plática: -Mira, es algo sencillo, tan simple, que a veces es difícil de entender. Sucede que hace un par de días salí a comprar cosas que necesitaba en la despensa. De regreso a casa me di cuenta de que me faltaban unas legumbres para la comida y paré el auto en la tiendita que me queda en la ruta hacia casa. Desde hace muchos años conozco a la familia que la atiende; ellos dejaron su tierra para establecerse en el comercio y probar suerte. En su negocio me han presentado a sus familiares que poco a poco ellos trajeron para que aprendieran y ayudaran en toda clase de tareas; sobrinos, tíos, y conocidos  se dedican a descargar la camioneta que trae las mercancías y en algún momento, saben hacer sumas y restas para cobrar. Me ha tocado ver durante años cómo los niños se convirtieron en jóvenes, y adultos que inclusive ya se han casado.

Con el paso del tiempo algunos se han independizado y se establecieron en lugares cercanos para seguir “echándose la mano” pero ya cada uno por su cuenta. En sus locales siempre hay música,  y a veces videos para amenizar la compra a sus clientes. Podría seguir describiendo cada detalle de muchas de sus vivencias, porque con amabilidad comentan de su vida con las personas mientras les ayudan a llevar las bolsas hasta sus coches. Normalmente me entero de si alguno había tenido oportunidad de ir a la escuela, o si prefería ganar dinero en el negocio; me cuentan alguna anécdota desde que los traían a la capital, niños de 10 años o adolescentes que ya necesitan trabajar. Se acomodan con parientes y entre todos hacen planes-. Ella seguía divagando con la mirada perdida en sus recuerdos; narraba todas sus conversaciones como reflexionando sus pensamientos en voz alta. A su amigo ya le parecía el cuento muy largo. Entonces abruptamente ella volvió su mirada como aterrizando en el presente, lo miró y le dijo: - El día que te cuento, me alegró de una manera que hace mucho no sentía. Me hizo, como se dice, la mañana, tarde, noche y lo que le sigue. ¿Puedes creerlo? - El amigo algo impaciente dijo: -¡El qué! ya dime porqué tanto alboroto, qué en una tienda de legumbres puede causarte tanta alegría.

Ella sin alterarse retomó la palabra: - Cuando me acerqué al mostrador, el muchacho en turno, dejó para despachar enfrente mío un libro grueso. Un libro que a mucha gente le daría flojera leer y hasta cargar. Me saludó  y preguntó si compraría otra cosa, pero señalé al gran volumen con pastas gruesas y el marcador de las páginas; de verdad fue grandioso el impacto al ver su cara iluminada cuando le pregunté qué estaba leyendo; me pareció algo muy especial, su respuesta. Contestó que el libro se titulaba: “La Bailarina de Auschwitz”, se animó a relatar un resumen hasta dónde llevaba leído, y con un vocabulario fluido me dijo: Me parece interesante cómo una mujer que estuvo en un campo de concentración pudo sobrevivir en condiciones inhumanas, y luego de ser liberada se dedicó a ejercer su profesión ayudando con la danza y la música a personas que necesitaban creer en sí mismas y… bueno todavía me falta, pero es interesante. Quedé maravillada, me conmovió su relato. En mi entender alguien que captura aspectos de la naturaleza humana mediante su imaginación; logra describir sus sentimientos sobre situaciones críticas, y desplegar su empatía hacia una persona en condiciones infrahumanas, es admirable.

Escuchar a un joven hablar con un vocabulario amplio, con el interés por un tema muy complicado de una etapa de barbarie que ha dejado huellas profundas en muchas naciones y conciencias fue sorprendente. Ver su esfuerzo por pronunciar palabras en otro idioma sin temor a equivocarse, me causó una alegría enorme.El amigo se quedó mudo, y con muchos gestos trató de hilar algún comentario: Mmmm bueno, me parece muy bien que la gente lea; que trate temas tan ajenos a su medio, es asombroso; que… ¿por qué me mira de ese modo? Ella sonrió comprensiva.- Sí a mi también a veces me parece que hay que ir más de prisa, que es una tontería algo tan simple para emocionarse. Entiendo que tal vez es muy grande mi entusiasmo, actualmente hay infinidad de distractores maravillosos para jóvenes y viejos. Sin embargo se que aprecias lo grandioso de que un muchacho adolescente, lea un libro grueso y pesado; que muestre su capacidad de comprender significados; le emocione la danza y la música clásica; comprenda una vida en una situación brutal que priva de la libertad a la gente por tener ideas diferentes  y pueda reconocer sitios como Auschwitz en un país lejano que tuvo que buscar en el mapa.

Permíteme continuar, porque su mirada era profunda al comprender la espera para morir ligando sus emociones con aquella mujer  dedicada al arte; me hizo ver tantas cosas que en su mente y su conciencia se desencadenaron que por éso te llamé.  ¿No es cierto que es un tema de suma importancia? Ante tal cuestionamiento el amigo la miró a los ojos y contestó:  Te entiendo, creí que este tipo de historias son cansadas para la gente. Yo mismo a veces me impaciento, y paso a otro tema lo antes posible, pero también he tenido encuentros muy valiosos de manera inesperada en lugares insospechados. Bien dices son tan simples y sencillos que para muchos pasan inadvertidos. Es frecuente mostrar insensibilidad, perder la oportunidad de los momentos para reconocer al “sí mismo” que en ocasiones se busca en rituales elaborados; con vestidos blancos; frases hechas en ambientes con fragancias y luces artificiales. Se supone que se debe entrar en un trance especial, como extraño a los que pasan muy cerca de ti, pero no quieres reconocer, porque están a simple vista.

La conversación de pronto fue interrumpida por una voz conocida. Era un compañero al que a veces esquivaban, porque traía cuentos muy largos para salir con una tontería. Se miraron y sonrieron al mismo tiempo que saludaban al recién llegado. Con mucha alegría les dijo que seguramente estaban conectados por telepatía.- Estaba pensando en ustedes, sentí como un llamado para acudir a su encuentro. Tengo que contarles que estoy a punto de iniciar un viaje, y posiblemente no los veré en mucho tiempo. Pero quiero agradecer haberlos encontrado en el camino; su paciencia de escuchar y tener el tiempo para compartir nuestras historias y lo que hemos aprendido-. Él se complicaba mucho pensando y repensando para entender, para encontrar respuestas. Le parecía que el mundo podría aprovechar los cambios, para que la palabra hermandad prevaleciera. Por eso emprendería un viaje que lo inspirara. Era de las personas propensas a imaginar mejores escenarios. Le encantaba contemplar los cambios de luz en los atardeceres y le fascinaba la noche a pesar de los ruidos inquietantes que la rodeaban. Sin razón le daba por saludar a desconocidos, aunque se le quedaran viendo confundidos, para él todo era motivo de felicidad.

Con entusiasmo dijo: – ¿Recuerdan al viejo al que le compramos una vez calcetines? Pues ahora nos agradece. Lo encontré otra vez en la calle, y me dijo que ese día pudo completar con nuestra compra, lo de su estancia en el cuarto donde lo admitió una señora, quien le daba de comer a cambio de que saliera a vender las prendas que conseguía de remate en el centro. Me pidió darles su saludo. Ya se que tal vez ustedes ni se acuerden de quien les hablo, a ustedes les intrigan asuntos serios, pero el mensaje está dado. Ahora me voy. Me alegra haberlos encontrado. Procuraré en mi recorrido ser más sensible, hablar menos y hacer más. Basta de cuentos largos e incomprensibles. Con un abrazo se despidió. La pareja quedó inmóvil, la mañana se había esfumado.

Desde un auto que pasó raudo se asomó por la ventana alguien que les gritó: -¿Todavía pensando? - Los dos se dieron cuenta que habían permanecido callados, sentados en la banca bajo el árbol que había formado una alfombra de hojas doradas tiradas en el suelo. ¿Hacía tanto tiempo que no se veían o el amigo había regresado? Simple y sencillamente, no lo sabían.

UNA NORIA

 Posiblemente, tú lector, has escuchado la palabra noria con el significado de una  rueda que en algunos casos se mueve por la tracción de un animal que la hace girar en un plano circular dando vueltas y vueltas. El término también se ha asociado para describir un esfuerzo que desgasta, y es inútil para avanzar hacia un destino diferente puesto que se realiza en un redondel preestablecido. Otra aplicación es para explicar un círculo nefasto, como el que forman una especie de orugas llamadas procesionarias, que caminan en fila para conseguir comida, pero que al seguir por instinto a la oruga que encuentran enfrente suyo, forman un círculo que sin darse cuenta consume sus energías y al final las lleva a sellar su propia muerte. La visión de un círculo desde una perspectiva práctica y de avance, se hizo presente en el festejo de un amigo que como es usual decir ahora, había completado “otra vuelta al sol” en el día de su cumpleaños. Entre risas y felicitaciones se formuló de pronto una pregunta: ¿Te has dado cuenta si repetiste algún camino? ¿Como en una noria que cansa sin sentido, o los gusanitos que circulan y mueren de inanición? El cumpleañero hizo un gesto un tanto sorprendido y empezó a desmenuzar de a poco la pregunta lo bastante compleja para capturar la atención de los amigos que se sentaron para escucharlo.

Me parece que ahora reconozco, como los viajeros frecuentes, haber pasado por ciertos lugares conocidos, pero que tienen rincones que no había visto. A veces he querido regresar con la añoranza de ver lo que estaba seguro no cambiaría y resultó que todo aquello había desaparecido. Sin embargo, en la vuelta de mis años, se entrelazaron los recuerdos y los nuevos atractivos para entender que conmigo o sin mí todo cambia. Pero saben una cosa, igual he disfrutado lo que hay, porque se ha renovado la mirada personal desde una visión lineal, en donde lo que pasó ya no vuelve, junto con la idea del círculo que en un momento te hará regresar al mismo sitio, para sorprenderte o pasar desapercibido lo mismo, lo cual sería lamentable. Es decir, me ha tocado experimentar los dos puntos de vista para caminar en la vida y aprovechar lo mejor posible cada momento. Realmente he sido afortunado. Otra pregunta surgió con un tono de incredulidad: O sea que, ¿te has imaginado una”línea circular”? ¡Exacto! dijo el festejado. Ha sido la mejor pregunta/respuesta que he compartido, se acercó al que había formulado el vocablo y le preguntó: ¿Quieres decirnos qué es lo que piensas al respecto?

El amigo que había lanzado la idea comenzó a describir cómo un camino en línea recta tiene la sensación de avanzar, con la imposibilidad de regreso. A veces, dijo, quisiera haber podido volver sobre mis pasos para arreglar asuntos, pero ha sido inútil. Los años que se cuentan, no regresan. Cada vuelta al sol contiene 365 días “quemados”, ¿me explico? Se van en un continuo paso del tiempo. Han visto en algunos relojes la manecilla que no se detiene y si te quedas parado viendo como da vueltas no te das cuenta de que han transcurrido segundos, minutos y horas de tu vida que ya no regresarán. Uno de esos relojes me dejó en Shock. Yo quieto y MI tiempo esfumado. Así entendí el andar con el conteo pactado de paso del tiempo; te des cuenta o no, me sirvió para decir despierta, camina, el tiempo se queda el que pasa eres tú. Otra persona intervino: Pero entonces la visión del camino en círculo, ¿dónde queda? –-Quizás en el deseo de recapitular, contestó el amigo. En las famosas segundas oportunidades por el arrepentimiento de algo que en otro momento pudo haber ocurrido de una mejor manera. No obstante, implica como una decisión de regresar sabiendo que las condiciones han cambiado. Por eso me imagino una línea circular. Un camino es ascenso, una espiral que contiene avance, pero que vuelve y mira desde otra perspectiva lo pasado. ¿Qué les parece?

Otro tomó la palabra: Personalmente me parece como lo que buscan los exploradores que quieren volver a lugares ya visitados, para  encontrar novedades y descubrir los rincones que pasaron desapercibidos. Esa inquietud podría ser una opción, porque hay rutinas de ir y venir que se convierten en norias, pero me consta que se tiene la posibilidad de saltarse la ruta y jalar para otro lado. Es como un cierre de las brechas y abismos que construimos para retomar la decisión de uno mismo, fuera de lo obligado que nos impide aventurarnos hacia lo que nos entusiasma. Coincido en que el arrepentimiento sobre las oportunidades perdidas puede transformarse en una línea circular en acenso como han dicho. Aunque esto ya me parece un juego de “agrega otra palabra” en la historia que se construye entre todos. La ocurrencia alegró el ambiente y animó a otros para compartir lo que pensaban. 

Una mujer propuso que las famosas norias, las líneas sin retorno, o la línea circular en espiral para ella se complicaba. Pausadamente retomó el tema: En algunos casos no ha sido solamente una noria específica para sacar provecho del agua, o de alguna otra energía; el surco sobre los mismos pasos se ha ahondado tanto que dificulta la marcha. Me imagino la necedad, la ignorancia o el miedo por lo que se insiste en continuar sin levantar la mirada, obedeciendo a mandatos de intransigencia obligados a la fuerza, nublando el entendimiento, para seguir el círculo sin fin de la costumbre. Así ni las bestias, ni lo que las comanda obtienen ni más ni menos. Es un camino plano, sin alternativa, aburrido y predecible hasta la saciedad. Que no colma por satisfacción sino al contrario, hasta decir basta. ¡He oído a muchos decir “estoy harto! Pero siguen caminando con la mirada baja, respirando el polvo que levanta la tierra a cada paso con sus quejas, críticas y desacuerdos, pero dentro de la noria a la que se apegan como un lugar de seguridad. Sus diálogos internos les refuerzan que el atreverse al cambio es un riesgo; que un camino conocido es más seguro; que están tan atrofiadas sus fuerzas que empezar desde otro punto es inútil.

Alguien muy inquieto reaccionó para señalar: Parece que has conocido personas para las que las vueltas al sol ya son cansadas. Pero se puede entender qué les ha hecho pensar su particular  diálogo interno, sobre el compromiso de vivir que con frases de desaliento y renuncia suponen pueden incumplir. ¿Tú consideras que pueden hacerlo? De manera independiente a las  múltiples creencias de la visión circular o recta, en espiral o plana, están vivas. Aunque pretendan no estarlo, el cuerpo puede ceder, la mente inclusive apoya para aparentar que están aisladas y al margen de la corriente vital, pero respiran. ¿Has probado alguna vez quedarte sin respirar? Cuando se te ha cerrado la garganta y la nariz para impedir el paso del aire, te aseguro es una sensación de angustia terrible, pero aun así, hay una fuerza que   se sobrepone al pánico y te alienta más allá de lo que hemos comentado; tan asombrosa que te invita a cuestionar todo lo que has percibido e interpretado, y confronta "tus verdades", lo que conoces en tu propia experiencia, y desafía las conductas aferradas a repetir los mismos caminos, las mismas limitaciones, para reafirmar la noria que te tiene harta o permitir que sigas con vida. ¿Lo has experimentado?

Las respuestas quedaron en cada mirada, y sin palabras, con un impulso de fraternidad unieron con un abrazo a los invitados al festejo. En el grupo se instaló la calma que con tranquilidad dio paso a un pastel lleno de velitas. Nada de soplar dijeron todos. Hay que apagar las velas con un aplauso. Todas las preguntas que surgieron en la convivencia y lo aprendido en el suspenso mundial, por muchos ya olvidado, habían puesto en claro lo vulnerable de los posibles cumpleañeros del planeta, y el interés latente para continuar la vida. Por lo que formaron  un círculo para bailar al ritmo de una melodía que por lo visto les encantaba a todos. Claro, no faltó el que se salió de la rueda como una chispa de las que saltan en los castillos de luces multicolores, y que resplandece en el fondo obscuro de la noche, lo cual me pareció bastante raro, pero comprensible.

 Qué opinas querido lector, porque estás posiblemente para completar otra vuelta al sol en este 2024, por lo cual, te felicito.